La juventud no es precisamente la característica este año en este apartado... Solamente uno de los nominados podría decirse que es "el joven", y aun así el chaval tiene 56 años ya (me refiero, claro, a Brad Pitt). De nuevo tenemos a cinco actorazos enormes queriendo llevarse la estatuilla del señor bañado en oro. Cinco interpretaciones que quitan el hipo, que casi da la impresión que no les cuesta hacer lo que hacen. Que se ponen delante de las cámaras y ya sólo con eso lo tienen todo hecho... Eso les hace grandes.
Los nominados a mejor actor de reparto son:
Tom Hanks, por Un amigo extraordinario
Anthony Hopkins, por Los dos Papas
Al Pacino, por El irlandés
Joe Pesci, por El irlandés
Brad Pitt, por Érase una vez... en Hollywood
A ver qué se puede decir sobre cada uno de ellos...
Aprovechando un pase por televisión de la película Big (Penny Marshall, 1988), me gustaría recordar una de las mejores escenas de la película y me atrevería a decir que de las más simpáticas y memorables de la Historia del Cine (a pesar de que mucha gente, por el mero hecho de aparecer Tom Hanks, aborrezca la escena y la película en su conjunto).
En la escena (extraída del tubo, donde alguien por lo visto se ha currado grabar la escena y luego sincronizarle aparte el sonido -por esa razón suena de una forma un tanto extraña) vemos a Tom Hanks pasear por una gran juguetería (FAO Schwarz, que posteriormente fue absorbida por Toys'R'us) con el jefazo de la empresa para la que trabaja, interpretado por el veterano Robert Loggia, mientras conversan sobre las virtudes o defectos de ciertos juguetes. En uno de los pasos que da Hanks, pisa una zona que es un piano y sucede lo que se ve en el vídeo:
Personalmente me parece una escena magnífica y siempre que la veo, además de mantener la melodía en mi cabeza, me pregunto cuánto tiempo habrán necesitado para preparar su rodaje, cuántos ensayos, cuántas tomas... La coordinación entre los dos actores es genial, y no debe de ser nada fácil lograrlo.
En lo que a la película se refiere, me parece una estupenda gran película que, a pesar de que en algunos momentos peca de una ñoñez casi extrema, contiene muchos momentos, gags, frases o interpretaciones para el recuerdo y por los que no pasan los años. En la película, que supuso la primera nominación a los Oscar para Tom Hanks (también fue nominada en el apartado de guión original) además de un gran éxito de taquilla para su directora, se pueden analizar sentimientos como el amor o la amistad, pudiendo profundizar también en valores como la infancia, la pérdida de ésta y la adquisición de la madurez, las relaciones laborales y la competencia existente en equipos de trabajo...
Una película, en resumidas cuentas, que originalmente podía parecer un tanto vacía pero que con el paso del tiempo (la película ya tiene 21 añitos) se mantiene, en mi humilde opinión, ocupando un pequeñito hueco en la Historia del Cine.
TRAILER (en inglés con subtítulos en castellano)
Uno de los pósters de la película (haz clic sobre él para ampliarlo):
Penny Marshall también dirigió películas como Despertares (1990, con Robert De Niro y Robin Williams), Ellas dan el golpe (1992, de nuevo con Hanks, y con Geena Davis entre otras), Un poeta entre reclutas (1994, con Danny DeVito) o La mujer del predicador (1996, con Denzel Washington y Whitney Houston).
Ángeles y demonios es la nueva película del cinéfilamente polémico Ron Howard (director de Una mente maravillosa -2001-, Apollo 13 -1995-, Willow -1988-, Cocoon -1985-, 1, 2, 3, Splash -1984- ...). Le he definido como cinéfilamente polémico porque mucha gente le tacha de director comercial, que sólo hace peliculillas dirigidas a satisfacer a la gente de Hollywood, o cosas así. A mí personalmente me parece un buen director, que quizá sí que le salga alguna película que otra demasiado... correcta, pero de vez en cuando puede hacer cosas como El desafío: Frost contra Nixon, que creo que nadie podría esperar una película así de alguien como Howard (una película entretenida, con un ritmo estupendo, unos personajes geniales… todo ello con una trama que en principio no parecía dar demasiado juego para una película). Hace no muchas semanas leí que llamaban a Ron Howard "el José Luis Garci americano", en el sentido de que siempre que hace una película, la nominan a unos cuantos Oscars, al igual que a Garci le nominan para los Goya con una nueva película suya. La verdad es que esta definición me hizo mucha gracia, y no deja de ser algo cierta...
Póster de la película [Haz clic si quieres ampliarlo]
A lo que iba. Ángeles y demonios es la nueva película de Ron Howard y está basada, al igual que El código Da Vinci (2006), en la novela homónima de Dan Brown. En ella se cuenta una conspiración de los Illuminati (una secta secreta perseguida y vapuleada por la Iglesia desde hace cientos de años) para sabotear la elección de un nuevo Papa en pleno cónclave de cardenales. Cuatro de ellos, los preferiti (los favoritos para suceder al difunto Sumo Pontífice) son secuestrados y según un mensaje del secuestrador, los irá asesinando uno tras otro, cada hora. Con ello y con otros elementos científicos en juego, los encargados de la seguridad del Vaticano se verán obligados a contactar con Robert Langdon, experto en simbología y en sectas secretas, especialmente en los Illuminati, para intentar evitar en una cuenta atrás trepidante, las muertes de los preferiti.
Conclaveando, que es gerundio
Robert Langdon es de nuevo encarnado por Tom Hanks, quien simplemente está correcto en su papel, ya que un personaje así no da para gran cosa más y no se aporta nada nuevo a lo que ya se vio de él en El código Da Vinci, salvo quizás, un plano en el que se ve claramente el reloj de Mickey Mouse que Langdon siempre lleva encima, algo que no se vio en la anterior entrega y que es uno de los toques característicos y peculiares del personaje. A Langdon lo acompaña la bella Victoria Vetra, nombre atrayente donde los haya, como también lo es la actriz que lo encarna, Ayelet Zurer (Munich, de Steven Spielberg), una científica que lamentablemente me dio la impresión de que no deja de ser una chica florero en la película, al no tener demasiados momentos clave, cuando prácticamente lo único que hace es acompañar a Langdon de un lado para otro.
El resto del estelar reparto lo completan Ewan McGregor (Star Wars Episodios I, II, III) como el camarlengo Patrick McKenna, Stellan Skarsgard (Rompiendo las olas, de Lars Von Trier, ¡Mamma mia! de Phyllida Lloyd) como el comandante Richter y Armin Mueller-Stahl (el inolvidable y tirano padre de Geoffrey Rush en Shine de Scott Hicks) en el papel del cardenal Strauss. Todos ellos están francamente bien y sus escenas, las de cada uno de ellos, son realmente buenas.
El título de este post, I want to believe (quiero creer) no tiene nada que ver con Expediente X, sino que en realidad me refiero a que viendo la película, uno se tiene que creer, o tiene que dejar que su mente crea lo que está viendo, al igual que cuando se lee la novela original. Como uno se ponga a sacar pegas al argumento o a decir que si tal o cual cosa es imposible, no disfrutará de la película en ningún momento, ni siquiera en los primeros minutos de su metraje. Hay que dejarse llevar, esa es la clave. Si eso se logra, como yo lo hice, se disfrutará de una película entretenida, con un ritmo casi frenético (salvo quizá en su parte final) y sin descanso, yendo de un lado a otro de Roma, con unos planos aéreos digitales del Vaticano (al equipo de rodaje se le prohibió rodar allí) espectaculares, de iglesia en iglesia e intentando descifrar cada uno de los enigmas que en ellas se esconden para poder desenmascarar a los Illuminati y salvar a los cardenales y a la ciudad del Vaticano. Por cierto, sin que sea esto un spoiler, comento que la famosa escena del helicóptero narrada en el libro, está ligeramente suavizada en la película, cosa que es de agradecer porque ese momento del libro fue, es y será una de las mayores tonterías que he leído en mi vida.
Lo dicho: hay que dejarse llevar a la hora de ver la película, que, aun habiendo leído la novela y conociendo la historia y su desenlace, resulta muy entretenida y eso ya es mucho. Cosa que, en mi opinión, no lograba su predecesora, El código Da Vinci, que a pesar de tener algún momento decente, era demasiado larga y tenía muchos trozos aburridos. En Ángeles y demonios han reducido la duración a poco más de dos horas, probablemente porque eran conscientes de que ese fue uno de los grandes fallos de la anterior.
El viernes 20 de febrero (dos días antes de la noche de los Oscar) se estrena en nuestro país The wrestler (El luchador) de Darren Aronofsky, con un Mickey Rourke resucitado (como dice la propia publicidad de la película) que lucha por la estatuilla como mejor actor del año frente al Sean Penn de Mi nombre es Harvey Milk de Gus Van Sant (de la que ya hablé aquí)... Vale, hay otros nominados pero no nos engañemos, la batalla es entre ellos dos.
A continuación presento el vídeo musical de la película, con un Bruce Springsteen inmenso e injustamente ninguneado en las nominaciones a los Oscar de mejor canción, cuando todo el mundo lo daba como favorito no sólo para estar nominado sino para llevarse el premio, sobre todo tras haberse llevado el Globo de Oro.
[Las dos canciones del post se las dedico a Ouiser]
Las expectativas sobre esta película son muy grandes, precisamente por ver la gran actuación de Rourke, aunque personalmente reconozco que también quiero ver, y mucho, a Marisa Tomei, que aunque ya me llamaba la atención, desde verla en (casi) todo su esplendor en la obra maestra Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet), no tengo palabras al referirme a ella. En El luchador hace de stripper. Esto... sí, de stripper. Uf.
Trailer The wrestler - El luchador
Recordemos que Springsteen, el Boss, ya obtuvo el Oscar a la mejor canción original por la película Philadelphia, de Jonathan Demme, en 1994. La canción es una maravilla:
Aprovecho y, ya puestos, coloco el trailer (en inglés) de Philadelphia, que por cierto le valió su primer Oscar a Tom Hanks (el segundo sería consecutivo por Forrest Gump de Robert Zemeckis)