Tras muchos años sin verse, un chico y una chica se reencuentran. Fueron novios en la adolescencia, con quince años. Él tiene pareja y ella no. Empiezan a hablar.
Ahí está el inicio de la cuarta película de Jonás Trueba. Todo lo que sigue serán diálogos o situaciones donde vemos a los protagonistas hablar sobre lo que son, lo que fueron y quién sabe si sobre lo que serán. Ya lo dice el propio Trueba: "el Cine es maravilloso porque es la única forma de poder viajar al pasado". Y por tanto, también al futuro. Pero ese futuro siempre será incierto, lo que sabemos que está, ese pasado, nunca se irá aunque lo deseemos con todas nuestras fuerzas. Siempre estará con nosotros. Inamovible.