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15 de febrero de 2010

Después del día de los enamorados...

ESTACIÓN TERMINI (Vittorio De Sica, 1955)

[Película también conocida como Indiscreción de una esposa americana]

En sesenta y tres minutos el cineasta Vittorio De Sica (que, recordemos, es el autor de magníficas joyas como Ladrón de bicicletas o Milagro en Milán) nos presenta, a base de diálogos creados nada menos que por Truman Capote sobre la historia Estación Termini de Cesare Zavattini, una historia desoladora de amor, de amor prohibido y casi imposible, ese tipo de amor que siempre ha sido y será tan cinematográfico.

La película es de tan corto metraje porque desde el primer minuto va directa al meollo de la cuestión: una mujer americana (una madura Jennifer Jones) está a punto de marcharse de Roma en tren a París. Sabemos que algo le atormenta y pronto averiguamos qué es. Se trata de su amante, Montgomery Clift, a quien va a dejar atrás después de un mes de oculto romance, para reencontrarse con su marido y su monótona vida.

De Sica nos enseña la vida que tiene la estación de Roma en todo su esplendor, no hay detalle que se le escape con todo tipo de pasajeros yendo y viniendo de todos los lados y hacia todos los lados: hombres, mujeres, niños, clérigos, incluso un desfile, y en medio de todo ello, la pareja protagonista, que como ya he dicho, desde el primer instante, en las caras de ambos, vemos lo trágico del asunto… La mujer con su mirada dice quiero irme, pero no puedo porque el amor que siento por ti es demasiado fuerte, mientras que la mirada de él está completamente ida, recordando todos y cada uno de los detalles pasados junto a ella durante un mes. Es quizá una de las interpretaciones de Montgomery Clift que más me ha llamado la atención, por su sinceridad.

La película probablemente haya envejecido en algún aspecto que otro, como en ese en el que se nos muestra el puritanismo extremo que había en aquella época, donde podían tratar a alguien como a un criminal solamente por besarse en el lugar equivocado, o quizá en el tipo de voyeurismo que algunas personas practicaban, tal y como hace aquel personajillo tan interesado en el affair de los dos amantes.

Por otro lado, lo que no ha envejecido es la historia que cuenta: una historia de amor que en esta ocasión sucede en Roma, pero que sabemos que perfectamente puede estar pasando en Londres, en Nueva York, en Madrid o en Tombuctú, quizá al mismo tiempo, o quizá no, pero que aunque pasen años y años, sucederá una y otra vez, porque ya lo decía la canción, el amor está en el aire, y puede caer sobre cualquiera.

[Nota SPOILER: Me gustaría destacar un momento de la película, en el que vemos cómo el jefe de la comisaría de la estación decide dejar marchar a los dos amantes. ¿Por qué lo hace? Puede ser por mil razones pero simplemente creo que el pavor que en esos momentos está sintiendo el personaje de Jennifer Jones le conmueve hasta tal punto que le hace pensar sobre ello, que quizá le esté haciendo recordar una situación parecida que haya tenido él en su propio pasado, quizá piensa que a él también le puede pasar lo mismo y se está viendo a sí mismo como acusado… o quizá, sin más, es que es un romántico empedernido. FIN SPOILER]

3 de mayo de 2009

Tras la pista del Zorro (Vittorio De Sica, 1966)

Película también conocida por Caccia alla volpe (Caza al Zorro) o After the Fox.

Póster de la película [Clic para ampliar]

¿Pero qué demonios es esto? Aún no salgo de mi estupor tras haber visto esta película de Vittorio de Sica. Madre mía, no veo por dónde pillarla...

Una gran cantidad de lingotes de oro ha sido robada en El Cairo y debe ser introducida clandestinamente en Italia, pero nadie sabe cómo, con lo cual los autores del robo (capitaneados por Akim Tamiroff, aquel Sancho Panza inacabado de Orson Welles) se ponen en contacto con un astuto criminal lleno de recursos, apodado El Zorro (Peter Sellers) para que introduzca el oro en el país.

Ya desde la primera secuencia, donde se ve el robo del oro, uno se da cuenta de que no está ante algo serio (la misma sensación tuve hace años al ver por primera vez La vida de Brian o Top secret pero con esas me sigo riendo una y otra vez) sino más bien ante algo propio del peor Cine de barrio, y me duele decirlo porque considero a Vittorio de Sica como lo que es: un gran director con clásicos inolvidables como Ladrón de bicicletas, Estación Termini o Milagro en Milán (mi favorita entre ellas). Pero con esta película se lució.

Se trata de una coproducción entre Gran Bretaña e Italia que en muchos momentos parece querer aprovecharse del tirón que tuvieron tiempo atrás filmes como El mundo está loco, loco, loco (Stanley Kramer, 1963), aunque sin duda de lo que es evidente que más quiere aprovecharse es de su protagonista absoluto: Peter Sellers. Al extravagante actor le encantaba disfrazarse, como se comprueba en películas anteriores como por ejemplo La pantera rosa (Blake Edwards, 1963) o ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Stanley Kubrick, 1964), así que imagino que unas vacaciones en Italia y la frase "será una película en la que no cesarás de disfrazarte, querido Peter" convencieron al actor para protagonizarla.

Al empezar a ver la película, salvo la primera impresión comentada más arriba, no dejaba de pensar que todavía podía tratarse de una película más o menos divertida de atracos y atracadores, grandes robos, etc., como otra anterior de Peter Sellers del año 1962 y dirigida por Cliff Owen (no confundir con Clive Owen), titulada El honrado gremio del robo y que, aunque también tiene sus toques ridículos, sí que me resulta entretenida y simpática.

¿Verdad que estoy guapo? Y mira mi blanquísima dentadura, mira...

Quizá lo que la película quiere ser es una crítica feroz al mundo del cine, en vez de una peli de ladrones. Sí, posiblemente así sea, porque si no, no me explico gran parte de su metraje (donde Sellers se hace pasar por un gran director de cine, con material robado al propio De Sica, quien aparece en la película). Además, tenemos a Victor Mature (lo mejor de la película junto con algún gesto que otro de Sellers), interpretando a Tony Powell, un actor envejecido excesivamente preocupado por su imagen que tanto gusta a las jovencitas, que se deja llevar y convencer únicamente por cuatro halagos mal dichos.

Una de las pocas escenas geniales de la película es aquella en la que Peter Sellers, caracterizado como el supuesto gran director Federico Fabrizi, acude a Tony Powell para convencerle de actuar en su película. Una escena tremendamente teatral y llena de tics y excesos, pero, la verdad sea dicha, divertida (en general la mayoría de las apariciones de Victor Mature es de lo más divertido del filme). Neil Simon es el guionista de la película, y quizá en escenas como esta es donde se comprueba que el teatro también era lo suyo, con unos cuantos éxitos en las tablas de Broadway.

Aun así, y a pesar de lo ridícula que me ha resultado casi toda la película, se puede apreciar algún acierto que otro, como por ejemplo un genial gag visual y sonoro que utiliza Vittorio De Sica: Peter Sellers se acerca a hablar con su contacto, que parece ser una guapa mujer en la mesa de un restaurante. Se sienta a su lado y tras un flirteo inicial y continuo por parte de él, ella empieza a hablar... con voz de hombre. Él se sorprende tanto como el espectador, pero enseguida se descubre que el contacto real con quien tiene que charlar está justo detrás de la mujer, siendo ella un mero instrumento para la charla clandestina. Estupendo chiste que desafortunadamente se repite un par de veces más durante la película con otros elementos, perdiendo así toda la gracia.

Soy Peter Sellers: un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo

Si la película realmente trata de hacer una crítica al mundo del cine, me quedo con El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950) o con Cautivos del mal (Vincente Minnelli, 1952), a pesar de no ser comedias precisamente. Y si quiero ver una comedia de atracos, elijo Rufufú - I soliti ignoti (Mario Monicelli, 1958) o Atraco a las tres (José María Forqué, 1962).

TRAILER



EXTRAS

Otro póster de la película [Clic para ampliar]

¡Vittorio, me he ligado a una jamelga que tenía unos melones así de grandes!
[Imagen del rodaje con Victor Mature, Peter Sellers y Vittorio De Sica. Julio de 1965. Haz clic si deseas ampliarla]