En 1983 llega la película que supone un antes y un después en la filmografía de David Cronenberg: Videodrome. Es su cima, es donde alcanza el summum de su carrera, pues no ha hecho nada que se le parezca. Es su obra maestra (de todas las que tiene, ya que tiene varias, pero esta es probablemente la que más alto se encuentra), y además es también la película en la que el propio director opina que ya ha realizado todo cuanto quería realizar, siendo esta una de las razones que le llevan a justificar que en su siguiente película (La zona muerta) no la haga con un guion escrito por él mismo, sino que sea con material ajeno. Por si fuera poco, es nada menos que alguien tan potente como Universal quien le produce la película... lo cual quedó claro que no era algo conveniente, porque según palabras de Cronenberg, no entendieron la película debido a lo conservadores que eran, y solamente la tuvieron en exhibición una semana. Con eso, obviamente, la película no tuvo éxito.