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21 de octubre de 2012

Visto en Sitges 2012 (I)

Tras una semana de descanso, y aún con sueño por recuperar tras las cuatro jornadas cinéfilo-maratonianas vividas en el Festival de Sitges, comienzo a reseñar las películas que allí vi. Como ya comenté aquí, son veintinueve películas, así que al igual que en años anteriores, será una serie de posts con varias películas comentadas en cada uno de ellos. Todo lo que cuente de cada peli será de memoria, con lo cual algunas reseñas serán mejores que otras, o quizá todas sean malas, o quizá todas seman mini-reseñas, o... bueno, al lío, que me lío.

¡A txiflar!

Warriors of the rainbow: Seediq Bale (Wei Teh-Sheng)

Intentando repetir la grandísima experiencia del año pasado que fue comenzar a ver películas  en Sitges con una película oriental que resultó ser una obra maestra del cine de acción y de mamporros (The raid: visión obligada), me decidí a ver esta película que rememora cómo el imperio japonés, a principios del siglo XX, tras recibir de manos de China la isla de Taiwán, se encuentra con que los aborígenes que allí viven no se lo van a poner demasiado fácil para ser conquistados... Los japoneses cuentan con muchísima artillería y fuerza militar, pero las diferentes tribus que habitan la isla (de las cuales una es la del título: los Seediq) cuentan con que se conocen cada recoveco del lugar como la palma de su mano, con lo cual pueden organizarse muy bien, para sorpresa y desgracia de los nipones. 

Finalmente este año resultó no salirme demasiado bien la jugada de la película oriental como primera película en Sitges. Aunque tiene algunas escenas potentísimas, otras muy bonitas y otras espectaculares con unas batallas muy buenas, es excesivamente larga (más de dos horas y media) y la parte mística del film termina por hacerse algo molesta, ya que la repiten en bastantes ocasiones. El dilema de atacar o dejarse conquistar sin protestar también es repetido hasta la saciedad, y no cuaja demasiado bien porque termina aburriendo. Aun así, como ya he dicho, tiene algunas escenas muy majas y además se termina sintiendo cierto afecto por el personaje principal, Mouna Rudo, antipático inicialmente, místico luego y finalmente héroe en toda regla. Producida por John Woo, esta película es algo así como una mezcla entre El último mohicano, Bailando con lobos, y Braveheart.