True detective (varios directores, 2014-).
Se7en (David Fincher,
1995)
Arde Mississippi (Alan Parker, 1988)
Memories of murder (Bong Joon-ho, 2003)
Ahí están algunas de las grandes referencias a las que uno
acudirá sin duda alguna al ver La isla mínima, de Alberto Rodríguez, primera
película a concurso en la Sección Oficial del Zinemaldia. Una película que como
las cuitadas, posee ambientes turbios, lluvia sobre los personajes, marismas y
lagunas, y por supuesto… asesinatos por resolver y unos personajes por lo
general con mucho que ocultar, que con unas pocas miradas ya pueden hacer dudar
a sus compañeros de escena e incluso al espectador de cuáles son sus
intenciones o qué les ha llevado donde están (personajes que por cierto también
ha sabido muy bien tratar en el cine español alguien como Enrique Urbizu).
Dos niñas adolescentes han desaparecido en un pueblo que
podría denominarse de la “España profunda” y un par de policías acuden a
investigarlo. Usan traje y llevan corbata. Uno lleva una libreta, donde apunta
y dibuja cosas. Empiezan a investigar y como suele pasar siempre en este tipo
de historias, nadie sabe nada. Nadie quiere saber… y nadie debe saber.