PREMIO DONOSTIA 2022 - DAVID CRONENBERG
[Este texto forma también parte del ciclo David Cronenberg en ¡A txiflar!]
Ocho años han tenido que pasar (¡ocho años!) para que David Cronenberg se ponga de nuevo tras las cámaras para rodar un largometraje. Pero más largo ha sido el período a la hora de volver a la ciencia ficción y a los habituales temas cronenbergianos, tales como el sexo, la cirugía, la tecnología, el culto al cuerpo, su evolución... La Nueva Carne ha vuelto. Y lo hace por todo lo alto, en su máximo esplendor, siendo algo que los admiradores del director canadiense agradecerán y gozarán, y que probablemente los que no estén especialmente acostumbrados a estos temas odiarán, no resultándoles una película fácil.
Porque Crimes of the Future (2022) no es una película fácil, como no lo era aquella segunda película de Cronenberg, del mismo título y realizada en 1970, u otros productos suyos como por ejemplo la ora maestra Videodrome. Son películas que requieren un esfuerzo extra por parte del espectador, y eso muchas veces no gusta. Muchas veces al espectador común lo que le gusta es que le den todo mascadito, que no le dé tiempo a pensar porque no hace falta hacerlo... Esta película, si se piensa, en el fondo tiene una historia algo simple, pero el aire que le dota Cronenberg hace que la experiencia sea algo densa en algunos momentos, pero gozosa en su conjunto total.
Tras ese prólogo mencionado, es cuando aparece el Cronenberg más juguetón, siendo la película un no parar de obsesiones del director: Una especie de cama que parece un insecto pero que vista desde arriba parece una vagina, a la que el protagonista se conecta con un software que le ayuda a no sentir dolor en su cuerpo (el dolor ha desaparecido para la especie humana), primeros planos de operaciones donde se ven vísceras de órganos tatuados (el cuerpo humano ha evolucionado de manera que puede generar sus propios órganos), cicatrices y aperturas corporales (algunas recuerdan a Videodrome), tumores, bultos, un hombre lleno de orejas en todo su cuerpo, placer y disfrute con mutilaciones del cuerpo, artefactos con una forma muy sexual que al manejarse interaccionan para crear arte, una misteriosa empresa llamada LifeFormWare (con cierto peso en la trama) que fabrica extraños instrumentos como la cama-inseto-vagina o una silla con forma de esqueleto que ayuda a comer... Y frases casi lapidarias que se pueden incluir en casi cualquier película dentro de la filmografía de Cronenberg:
“El cuerpo es la realidad”
“Tengo miedo de todo”
“Es hora de que el cuerpo se
sincronice con la tecnología”
“La cirugía es el nuevo sexo”
“El sexo es cirugía”
“No hay crimen como el presente”
Esta última deja claro ese aire tan de cine negro que tiene la película y que he mencionado antes.
Por cierto, he mencionado a ese personaje lleno de orejas... Este es alguien a quien me gusta comparar con Darth Maul, el personaje de la mitología de La guerra de las galaxias. Estamos ante alguien que, según venden la película con carteles e imágenes promocionales, parece que va a ser muy relevante en la trama y al final... “mucho lirili y poco lerele”, no pinta realmente nada, o casi.
Crimes of the future (2022) toca también temas como un análisis sobre el arte, ya que los dos personajes principales de la película, los interpretados por Viggo Mortensesn y Léa Seydoux, se dedican a realizar performances con el cuerpo de él, generando órganos que todo el mundo quiere ver y fotografiar. ¿Qué es el arte? ¿Qué se necesita para crear una obra maestra? ¿Estamos preparados para aceptar el arte que venga según evolucionamos, o quedaremos anclados en visiones anticuadas a nivel artístico, no dejando progresar a esa evolución? ¿Debe ser ésta forzada, manipulada, o dejar que llegue por sí sola? En la película se enfrentarán ambos bandos. Quizá, como apunta Manu Yáñez en su crítica para la revista Fotogramas, ¿nos está queriendo decir algo David Cronenberg respecto a su propia obra? Eso de quedar anclados no es una expresión utilizada porque sí: uno de los escenarios de la película, aquel donde Viggo Mortensen se reúne con un detective que le va dando algunas pautas a seguir para saber lo que quiere saber, es en una especie de playa donde hay unos barcos completamente oxidados varados en la orilla (el plano inicial de la película es también un barco semihundido). Esos barcos no van a ningún lado, no pueden realizar la función para la que fueron creados, no pueden ir más allá, ni viajar, ni descubrir nuevos lugares ni viajar... Se oxidarán y ahí morirán. Metáfora perfecta de qué puede suceder si, como humanos, no continuamos explorando, si simplemente nos quedamos con lo que tenemos, donde estamos. Moriremos oxidados.
El dolor ya no existe para los humanos y eso provoca que quedemos en cierto modo deshumanizados, pues es algo básico en la especie... El bello plano final puede hacernos pensar que quizá Cronenberg prefiere tener un pie en lo arcaico frente a una evolución desmesurada y sin control, [OJO QUE VOY A METER UN SPOILER A CONTINUACIÓN, HASTA EL FINAL DEL PÁRRAFO] cosa que puede también reflejar que ese plano sea explícitamente en blanco y negro, como remitiéndonos a tiempos pretéritos, donde el cuerpo humano es sólo eso, un cuerpo que siente, padece, disfruta, y muere. Y es que en Crimes of the future (2022) se cumple otra de las máximas de casi todo el cine de Cronenberg: el protagonista empieza a morir desde el inicio de la película. Pero lo hace consiguiendo una de las expresiones más humanas que hay, y disfrutándola a pesar de saber su fatal desenlace: Llora, y muere.
Mira que me gusta Cronenberg, y tengo mucha curiosidad por volver a ver una película suya. Pero por lo que cuentas, recuerda un poco a "ExistenZ", que intenté ver varias veces y no conseguí terminar.
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