8 de septiembre de 2022

David Cronenberg: Crimes of the Future (1970)

 

Un año después de su primer largometraje, Cronenberg vuelve a lo experimental, continuando en el formato de los 35 mm pero esta vez en color, y manteniendo una duración parecida. Crimes of the future es una obra de nuevo extraña, con el director canadiense continuando con la exploración de ciertos caminos por los que será recordado y alabado.

Al igual que en Stereo, en esta película escuchamos una voz en off que nos va contando cómo debido al abuso de ciertos productos cosméticos, todas las mujeres empiezan a verse afectadas de forma trágica. Con esto, el narrador va contándonos una historia donde hay científicos locos, sectas, pedófilos... Una cosa muy loca que, aparte de la voz en off y de unos silencios muy largos, contiene ciertos sonidos (muchos de ellos recogidos del fondo marino, y otros generados electrónicamente) con los que Cronenberg juega, desincronizándolos y creando una atmósfera malsana que conforma una experiencia bastante turbadora. En el caso de Crimes of the future, la mezcla resultante en varios momentos parece estar mostrando al espectador una película casera de Super 8, o, yendo más lejos, una película muda. ¿Será casual, o quizá deliberado, el parecido del abrigo que lleva el protagonista de la película con el que llevaba el vampiro del Nosferatu de Murnau? Y respecto a las vestimentas, en un momento dado se ve a una especie de cirujano vistiendo una bata roja, del mismo estilo de lo que se vería años más tarde en Inseparables (1988).


En esta película, de nuevo, además de escribir, producir y dirigir la película, David Cronenberg se encarga del montaje y de la fotografía. Una fotografía que acompaña perfectamente a lo que se cuenta: Una estética futurista muy de los años setenta, compartiendo con Stereo las arquitecturas brutalistas de los edificios. Y una vez más podemos ver, ya hacia la segunda mitad de la película, que el edificio en el que se encuentran los personajes casi puede considerarse un palacio gótico, tanto por cómo se ve desde fuera, como cuando se ve por dentro (los colores utilizados, además, ayudan a verlo así). Teniendo en cuenta que hay una niña de cinco años en la historia, que ha sido secuestrada, podría decirse que ese edificio donde está es el castillo del que hay que rescatarla.

Que sólo sea la segunda película de Cronenberg, y siga un proceso tan experimental, no quita que dejemos de prestar atención a la buena puesta en escena que tiene: unos planos que muchas veces son simétricos, donde se tiene en cuenta la geometría, picados, contrapicados, planos generales... Ya desde entonces el director tenía muy claro cómo rodar, cómo narrar.

Para acabar, otro de los logros de la película es que apenas transcurridos cinco minutos de película ya hemos pensado en términos habituales de la filmografía de Cronenberg: Cuerpo, sangre, deseo... Sí, Nueva Carne. Eso, con unos personajes que desde el primer minuto ya nos dejan ver lo turbio que va a ser lo que se nos va a contar, y una escena final desasosegante, hacen que Crimes of the future (1970) sea una película para ver y revisar varias veces.




No hay comentarios:

Publicar un comentario