25 de enero de 2020

Los Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984)


Recuerdo la primera vez que vi Los Cazafantasmas. Fue en casa de un amigo, de esos que tenía “aparato videograbador y reproductor de cintas”, vamos, el vídeo de toda la vida (we miss you!). Yo era un cagueta y aquella vez no hizo sino confirmarlo, una vez más (al igual que hicieron otras películas de la época tan significativas como Alien, El Octavo Pasajero –tuve un mes de pesadillas gracias a ella- o Gremlins). Aquel primer trozo de la película donde el fantasma de una bibliotecaria cambia su amable apariencia por la de un monstruo se me quedó grabada a fuego en la mente (otras escenas también, pero esa la que más). Y eso que la vi a medias, ya que me tapé los ojos con las manos, pero siempre queda el hueco entre los dedos para visualizar ese tipo de cosas… Estaba cagado de miedo, sí, pero esa sensación de querer ver más, que en principio pocas cosas como el cine producen, continuó y continuó y continuó…