23 de marzo de 2011

Obituario: Liz Taylor


A los 79 años de edad Liz Taylor, una de las grandes actrices de Hollywood y uno de los rostros más populares del Cine ha fallecido por culpa de una insuficiencia cardíaca que la ha mantenido varias semanas en un hospital.

Mala noticia la de hoy para la comunidad cinéfila, sin duda. Unos ojos violeta inolvidables que fueron protagonistas de unas cuantas de las grandes producciones americanas en su época dorada. Sus actuaciones más recordadas son La gata sobre el tejado de zinc, Cleopatra, Gigante, De repente, el último verano, ¿Quién teme a Virginia Woolf?, Una mujer marcada (con estas dos últimas películas obtuvo sendos premios Oscar)... Muchas, muchas películas estupendas.

Como curiosidades acerca de su vida, decir que apareció por primera vez en pantalla con nueve años. También que con la megaproducción Cleopatra de Joseph L. Mankiewicz fue la primera actriz en cobrar un millón de dólares y que estuvo casada en numerosas ocasiones (ocho, concretamente), dos de ellas con el mismo actor, Richard Burton. De espíritu solidario y muy amiga del también fallecido Michael Jackson, su última película en pantalla grande fue Los Picapiedra (1994).

Liz Taylor: 1932-2011.



Fuente: IMDB


16 de marzo de 2011

John Mills

Hace ya un par de años pude disfrutar de toda la filmografía como director de David Lean en un ciclo de cine realizado en mi ciudad (el ciclo Nosferatu, a quien actualmente están dedicando una retrospectiva completa de François Truffaut, todo un lujo). Además de sus grandes clásicos como Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El puente sobre el río Kwai, etc., y de otros pequeños como la inolvidable Breve encuentro, Cadenas rotas u Oliver Twist, disfruté de otros gratos descubrimientos como pueden ser, por ejemplo, Madeleine o La vida manda (entre otros).

Ahora bien, también hubo algún que otro descubrimiento, como por ejemplo el de actrices y actores. Entre las actrices podría destacar a Ann Todd, y entre los actores, a uno que trabajó en unas cuantas ocasiones con el director británico (al igual que el camaleónico Alec Guinness). Me refiero a John Mills (1908-2005).

Sir John Mills (cuyo verdadero nombre era Lewis Ernest Watts Mills) nació en el seno de una familia pobre en Norfolk (Gran Bretaña) donde desde pequeñito tuvo que verse obligado a trabajar para poder salir a flote junto con su familia. En plena juventud (con 20 años) se trasladó a Londres para poder seguir ganando algo de dinero. Debido a su estupenda voz pudo entrar en el mundillo del teatro, motivo por el cual acabó conociendo al famoso dramaturgo Noël Coward, de quien acabó haciéndose coleguilla, con lo cual el escritor le fichó para obras dramáticas de más enjundia, nada menos que adaptaciones de Shakespeare, forjándose un nombre en el panorama interpretativo.

Junto con ello, el salto al cine vino rodado, adquiriendo fama internacional con su interpretación en Adiós, Mr. Chips (Sam Wood, 1939). Posteriormente, en 1942, su amigo Coward contó con él para que interpretara el personaje de un marinero en la película que codirigiría con David Lean, en la que fue la primera colaboración entre ellos: Sangre, sudor y lágrimas (In wich we serve).

Después Lean y Mills colaborarían (ya sin Noël Coward en la dirección, pero sí adaptando una obra suya) en el melodrama La vida manda, película con muchos aciertos y con Mills interpretando de nuevo a un personaje con el que mucha gente de a pie se sentía reconocida. En Cadenas rotas (1946), Lean tuvo a John Mills para hacer del joven Pip, en la adaptación de la obra Grandes esperanzas, de Charles Dickens. Una nueva colaboración entre director y actor la podemos ver en El déspota (Hobson's choice, 1954), siendo Mills en esta ocasión un buen zapatero pero algo cortito cuya forma de afrontar la vida y el paso de los días irá evolucionando gracias a una de las hijas del zapatero para el que trabaja, Charles Laughton (quien, como casi siempre, está un tanto excesivo).

En 1970 de nuevo y por última vez, David Lean tiene a John Mills en su reparto. En esta ocasión es en La hija de Ryan, película maltratada por crítica y público en su época pero que con el paso de los años ha logrado hacerse, con justicia, un gran hueco en la filmografía de ambos. Especialmente para Mills, ya que le valió su único Oscar, al mejor actor de reparto, por ser Michael, el tonto del pueblo, cojo, deforme y mudo... Pero componente fundamental en la historia de la película. [Nota: fue la penúltima película de David Lean. En 1984 dirigió su último filme, Pasaje a la India, y con esta de nuevo recuperó el prestigio que se supone había perdido con La hija de Ryan].

Lógicamente no sólo pudimos ver en estas películas mencionadas a John Mills, sino que también pudimos verle en otras como la mencionada Adiós, Mr. Chips, La vuelta al mundo en 80 días (Michael Anderson, 1956), Gandhi (Richard Attenborough, 1982), Guerra y paz (King Vidor, 1956), y en sus últimos años, a pesar de haber perdido casi completamente la vista, en Hamlet (Kenneth Branagh, 1996) o Bean (Mel Smith, 1997).

A continuación, un par de momentos de John Mills...

El déspota (Hobson's choice)



La hija de Ryan (Ryan's daughter)



Y alguna imagen más, estas ya de mayor:









En definitiva, todo un actor (reconocido por la corona británica como caballero en 1976, concediéndole el título de Sir), de los denominados de raza, de esos que transmiten intensos sentimientos con pocas miradas o con pocas palabras... Un actor, sin duda, para ser recordado.

Ficha completa, cómo no, en IMDB


3 de marzo de 2011

Angelo... eso es Twin Peaks

El vídeo que presento a continuación es impresionante. Se trata de Angelo Badalamenti, compositor habitual de las películas de David Lynch, narrando cómo fue la creación de uno de los temas más importantes de la banda sonora de la grandísima, inolvidable y referente serie de televisión Twin Peaks (¡ni Perdidos ni leches!).



El vídeo lo vi en su momento en el extinto blog de Nacho Vigalondo.

Cada capítulo contenía una magia y un misterio inigualables, así como toda la fauna de personajes que habitaban el pueblo. Kyle MacLachlan siempre será recordado como el agente Cooper, charlando con la invisible Diane, obsesionado con el buen café de Twin Peaks y con sus extraños sueños reveladores...

Y el final de la serie... ¡menudo final! La primera vez que lo vi hace muchos años podría decirse que pasé miedo, y el resto de veces quizá ya no exista esa sensación pero sin duda persiste el aire de inquietud e intriga que tan bien se muestra en todos los capítulos.

Como extra, incluyo también la intro de la serie, con esa fantástica música y las imágenes del pueblo. Inolvidable.