La Sección Oficial es la sección más importante del Zinemaldia. Aquí están las películas que compiten por la Concha de Oro, así como algunas que incluyen fuera de concurso, que por lo general suelen ser la inauguración, la clausura, y algunas proyecciones especiales (aunque a veces esto de "proyecciones especiales" lo separan directamente de la Sección Oficial y la ponen aparte).
Mi prioridad durante el Festival de Cine en cuanto a ver películas, suele ser siempre ver toda la Sección Oficial, para poder tener así criterio u opinión sobre los premios que otorga el jurado oficial, que este año ha estado presidido por el director italiano Luca Guadagnino. En este artículo voy a comentar muy brevemente las películas de esta sección (de aquellas que ya haya reseñado dejaré simplemente el enlace al artículo donde hablo de ellas) y añadiré la puntuación que le pongo a cada película.
Nota: Si por algún casual me sigues en redes sociales, es posible que alguna puntuación varíe frente a lo que puse en el momento de verla, pues ya se sabe que muchas veces, viendo tantas películas a diario, el criterio personal no está en su mejor momento y lo adecuado es dejar que pasen los días para tener una mejor opinión sobre tal o cual película. De todas formas, creo que apenas habrá cambios.
Vamos a comprobar mis opiniones sobre cada película de la Sección Oficial...
Akelarre (Pablo Agüero). Ver reseña de la película.
Été 85 (François Ozon). Una extraña relación entre dos chicos adolescentes y un desarrollo nostálgico que no es tal, porque podría haberse ambientado en cualquier época. Como está basada en un libro y el verano de 1985 fue el mejor de la vida de Ozon, tenía que hacer la película. Un director heterogéneo como pocos pero que no llega al nivel de otras películas suyas como Frantz (2016) o la magnífica En la casa (2012). Unos personajes que no me terminan de interesar y un misterio que te van avanzando y que al final no resulta serlo tanto. Mucho ruido y pocas nueces. Una decepción.
Nakuko wa ineega / Any crybabies around? (Takuma Sato). Una película emotiva donde es difícil empatizar con el protagonista por culpa de su comportamiento ante las cosas que le suceden. Un perdedor en toda regla que, a pesar de todo, logrará emocionarnos. Una película con un ritmo pausado que no gustará a todo el mundo pero que va en consonancia con cómo es el propio personaje. Producida por Hirokazu Kore-Eda, Sato es un alumno aventajado suyo y ya se dice que digno heredero de su estilo de cine.
El gran Fellove (Matt Dillon). Documental fuera de concurso sobre un músico cubano que tocó con los grandes y como los grandes. Retrato de una época y de un estilo musical que Matt Dillon adora y que quiere revivir, mostrando las andanzas de Fellove. Película de la que lo mejor que se puede rescatar es, precisamente, conocer al gran Fellove y a muchos de sus compañeros mientras se escuchan prácticamente sin descanso muchos de los temas que popularizaron. Más allá de eso no tiene gran cosa, y es una pena porque prometía más este segundo trabajo de Dillon tras las cámaras.
Courtroom 3H (Antonio Méndez Esparza). Estupendo y diferente documental que muestra los entresijos de un juzgado estadounidense y del juez de la sala en particular que lidia con casos de adopciones o custodias de menores cuyos progenitores les han abandonado, maltratado o sido negligentes. Si bien es algo largo (cerca de dos horas), lo que cuenta es muy humano y sabe mostrar sin tapujos el funcionamiento de un sistema y de una burocracia que probablemente sea muy discutible.
Dasatskisi / Beginning (Dea Kulumbegashvili). La gran triunfadora del Zinemaldia, con cuatro premios. Una película difícil de ver, de la que inicialmente había serias dudas sobre su recorrido comercial, pero que sí tendrá estreno en salas gracias a la distribución por parte de Surtsey Films en diciembre. La película puede resultar fascinante a pesar de tener planos fijos e interminables que pueden poner a prueba la paciencia del más cinéfilo. Tiene mucho cine y dice más de lo que parece.
Nosotros nunca moriremos (Eduardo Crespo). Película argentina que ha resultado ser la peor, para un servidor, de toda la Sección Oficial (y prácticamente de todo el Festival). Es una pena cuando esto sucede, pero a veces pasa: no se le encuentra nada a una película, por mucho entusiasmo que parezca que le ponen sus creadores... La historia de la muerte de un joven y cómo afecta este suceso a su entorno social y familiar en un pequeño pueblo. Aburre, está mal contada, y no provoca ningún interés respecto a nada relacionado con su historia.
Passion simple (Danielle Arbid). Película franco-belga que cuenta la historia de una mujer separada y con un hijo adolescente que se echa un amante ruso que le pone cachondísima. Polvo va y polvo viene. Historia sobre el amor que no es tan mala como la pintaba mucha gente, pero con un estilo muy francés, con la mujer (Laetitia Dosch, que lo hace bastante bien) reflexionando continuamente sobre el amor y el sexo. No es una gran película, y a ratos cansa el repetitivo estilo que lleva, pero logra salvarse por los pelos.
Sutemose / In the dusk (Sarunas Bartas). Película lituana, con ritmo lituano. Ambientada en la posguerra en parajes y bosques inhóspitos. Trepidante precisamente no es. Pero sí muy interesante. No sólo tiene una muy buena fotografía, sino que además la historia deja poso y acaba logrando que el alma quede por los suelos, haciéndonos pensar que no hay esperanza para nadie.
Wuhai (Zhou Ziyang). Un drama camuflado de thriller muy interesante donde se va desgranando la historia del protagonista, hasta arriba de deudas que intenta salvarlas como puede. Película china pausada pero llena de detalles y con muy buena fotografía, con momentos que dejan con la boca abierta y un final un tanto desolador.
Asa ga kuru / True mothers (Naomi Kawase). Nunca me ha atraído especialmente el cine de Naomi Kawase, y menos desde la anterior película que presentó en el Zinemaldi, Vision (con Juliette Binoche), así que cuando me di cuenta de que su nueva película me estaba interesando e incluso gustando, el primer sorprendido era yo. Una mezcla de drama y documental sobre adopciones y los lugares que se encargan de gestionarlas, amén de la situación personal de cada personaje implicado en ellas, no estaba nada mal. El problema llega hacia el tramo final, cuando la cosa empieza a perder fuelle y se convierte en algo insufrible... Una pena, porque todo eso lastra lo que parecía estar construyendo bien.
Supernova (Harry Macqueen). Película de buen rollo, con todas las buenas intenciones del mundo, con dos grandes actores como Colin Firth y Stanley Tucci dándolo todo como una pareja homosexual donde uno de ellos está muy enfermo y va a morir. Un drama hecho para tocar la fibra sensible e intentar hacer llorar. La pena es que no lo consigue, ni de lejos. De los dos actores, Firth está fantástico, y Tucci ya menos (a veces parece el Dustin Hoffman de Rain man), pero se le perdona. La historia está mi veces vista y contada, pero a pesar de eso se ve a gusto y pasa rápido. Todo correcto, sin herir ni ofender a nadie.
El olvido que seremos (Fernando Trueba). La clausura del Zinemaldi, fuera de concurso, es una película bienintencionada, que cuenta la vida y obra de Héctor Abad, un doctor colombiano que sólo quería el bien para todo el mundo, cuando otra gente pensaba todo lo contrario. Película demasiado larga que hace dudar que sea una buena opción como clausura del Festival... Trueba rueda bien y de forma elegante, y tiene una banda sonora que también lo es, pero el conjunto no llega a emocionar, le falta algo que llegue a interesar de verdad... Javier Cámara salva los muebles con su acento colombiano (al principio choca, luego uno se acostumbra).
No hay comentarios:
Publicar un comentario