En el séptimo día del Zinemaldia no he podido captar gran cosa, debido a una serie de circunstancias y a que me he pasado buena parte del día metido en el cine... Así que voy al grano y directamente la siguiente imagen es la que considero la más destacada del día (que para más inri, la imagen no está bien enfocada debido a la poca luz que había):
TRIUNFO KAZAJO
Hoy se ha presentado en la sección New Directors la película de Kazajistán Bauryna salu, de Askhat Kuchinchirekov (a la derecha de la imagen), que se ha llevado una, en mi opinión, muy merecida y sentida ovación tras su primer pase en el festival. En la imagen vemos al director junto a los dos actores principales de la película, alzando los brazos en agradecimiento a los aplausos.
La película narra la historia que cuenta qué significa su título: regalar primogénitos a familiares, con el trauma que esto implica a los propios niños en un futuro. El propio director sufrió eso y la película intenta reflejar la historia que, como él, muchos niños kazajos han vivido y siguen viviendo por culpa de esta absurda tradición. En la peli se sigue al niño protagonista, quien quiere conocer a sus padres tras la muerte de su abuela (a quien fue regalado), y asistimos a las penurias que el pobre chaval vive cada día, llegando a emocionar mucho en algún momento concreto, logrando una interpretación muy buena en un chico de su edad. Toda una grata sorpresa que además nos enseña que hay ciertos temas y tradiciones que deberían desaparecer para siempre pero que el hombre se niega a que así sea.
Bajo mi punto de vista se trata de una de las mejores películas del festival. Y además tiene el valor añadido de ser una película de un país del que no es nada fácil ver alguna película.
A continuación, el vídeo donde se ven los aplausos tan merecidos para la película. Y es que ovaciones en el Zinemaldi hay muchas, varias cada día, pero muchas de ellas, no nos engañemos, son puro postureo. O únicamente respeto hacia quienes han hecho la peli, que no está nada mal si es así. La película puede ser lo peor del mundo, puede convertirse en la película más odiada del festival... pero ojo, a la hora de aplaudir, si hay que dejarse las manos, uno se las deja. El caso es que en esta ocasión los aplausos, como digo, los he notado de verdad. Allá van:
El sèptimo día da paso al octavo, que tiene un protagonista clarísimo... Pero eso, lo veremos mañana.
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