En la imagen del día de ayer, había un señor muy bajito, muy bajito que fue el protagonista de dicha entrada, Danny DeVito. Hoy también traigo por aquí a un señor bajito, pero de otra índole y con bastante más mala gaita que Danny DeVito, pero con el que uno se puede echar también unas risas.
Si en la entrada de DeVito había una imagen con él de espaldas, hoy no iba a ser menos, para abrir este artículo... ¿Quién será? Creo que es bastante inconfundible. Efectivamente, el protagonista de la tercera imagen del día es...
Carlos Pumares, crítico de cine.
Aunque lo parezca en la foto, no está de mala leche, ni mucho menos. Simplemente está hasta las narices de hacer cola, y es que en el Zinemaldia las colas son interminables, se pasa uno haciendo cola durante varias horas al día. Ay, la pasión por el cine es lo que tiene, amigas y amigos...
Ahí nos hemos puesto a charlar tan amigablemente, soltando perlas de las suyas que dan ganas de sacar alguna grabadora y darle uso para rememorar las conversaciones que se pueden llegar a mantener con él. Lleva tropecientos años en la crítica de cine y aunque es un cascarrabias en toda regla, a este señor hay que respetarle y quererle.
Como bien suelta a la mínima de cambio, se hace un gran circuito de festivales y es capaz de sacar los pros y los contras de cada uno de ellos. Se queja hasta de andar en bici para ir al cine. Pero es unas risas y termina siendo entrañable, por eso digo que hay que quererle. ¡Adoptemos un Carlos Pumares en nuestras vidas!
A los diez minutos de conversación con él es difícil no haber llegado a charlar de lo humano y lo divino. A nosotros poco nos faltó... abrieron las puertas del cine y le perdí de vista. Pero es muy fácil encontrarle: siempre se sienta en el mismo sitio (y ojo, que no se lo quiten porque el pollo que monta es de los que hacen época) y además le gusta mucho acudir a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti. ¿Veis como sí hay que quererle?
En otro orden de cosas, la otra gran imagen del día es la del director japonés Hirokazu Kore-Eda, quien recibía el segundo Premio Donostia de este año, además de venir a presentar su última película, Shoplifters, con la que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Un hombre simpatiquísimo y amable como pocos, encantado de venir a Donosti siempre que puede (es raro el año que no hay una peli suya en la programación), y la ciudad de recibirle.
Aquí, con su premio:
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