SECCIÓN OFICIAL A CONCURSO
El director belga Felix Van Groeningen adquirió en 2012 cierto prestigio cinematográfico con su película Alabama Monroe. Con esta película muchos ojos se posaron en él y tras realizar otra película titulada Bélgica, aquellos ojos le han permitido saltar el charco y hacer su primera película estadounidense con actores consagrados (a pesar de la juventud de uno de ellos, pero no por eso carente de talento): Beautiful boy, presentada a concurso en la Sección Oficial.
El director belga Felix Van Groeningen adquirió en 2012 cierto prestigio cinematográfico con su película Alabama Monroe. Con esta película muchos ojos se posaron en él y tras realizar otra película titulada Bélgica, aquellos ojos le han permitido saltar el charco y hacer su primera película estadounidense con actores consagrados (a pesar de la juventud de uno de ellos, pero no por eso carente de talento): Beautiful boy, presentada a concurso en la Sección Oficial.
La película está basada en la historia que David y Nic Sheff, padre e hijo, cuentan en los dos libros que escribieron, donde se narra que Nic es un adolescente muy adicto a todo tipo de drogas y alcohol, provocando el caos familiar que es lógico se produzca en este tipo de casos.
Beautiful boy es un telefilme de sobremesa. Eso para empezar. El asunto es que a veces hay telefilmes buenos, pero también los hay reguleros y por supuesto, malos. Esta película tiene un poco de todo ello, a ver si puedo concretarlo un poco más.
El aspecto malo es que la historia no da mucho de sí: se trata de los problemas de una familia con uno de sus miembros con problemas muy serios de drogadicción, sus recaídas y sus recuperaciones... No hay más. Es una historia que se ha visto mil veces, especialmente en esas películas ideales para echar una buena siesta. Es verdad que en algunos momentos se intenta alejar de todo ello, bien sea con la banda sonora, repleta de temas de gente y grupos conocidos (lo digo porque no suele ser habitual que en los telefilmes baratos haya presupuesto para meter canciones conocidas, con lo cual es difícil oírlas ahí), o con la iluminación, que se puede ver que está definida según los estados de ánimos de los personajes principales para que una escena sea más luminosa, mas oscura, o que esté a medio iluminar... Pero el conjunto sí que da esa sensación de película para televisión.
Por otro lado, el aspecto bueno es aquel en el que habrá bastante acuerdo (aunque ya se oyen voces de que tampoco es para tanto). Me refiero a los dos actores protagonistas: Steve Carell y Timothèe Chalamet. Del primero poco se puede decir que no se sepa ya: ha demostrado ser un monstruo de la comedia todoterreno y hace pocos años que está demostrando también que con el drama se desenvuelve magníficamente (recordemos su espeluznante actuación en Foxcatcher, que incluso le valió una nominación al Oscar). El sufridor padre al que interpreta transmite todas esas dudas y esos temores que alguien en su lugar puede tener, todo aquello que le golpea cada vez que su hijo recae. Sus gestos, que en apariencia son hieráticos, llevan por dentro todo ese dolor que no es fácil que salga; Por su parte el segundo de los actores, el joven Chalamet, destacó el año pasado con una de las películas más celebradas de la temporada, Call me by your name, siendo nominado al Oscar por un papel lleno de sutilezas y ahora en Beautiful boy vuelve a dar en el clavo con su papel de Nic, haciendo que uno se estremezca con sus recaídas y viendo cómo sabe llevar al peor de los infiernos a su personaje. Está claro que este actor, de tan sólo veintitrés años, tiene una impresionante carrera por delante y de la que estoy segurísimo nos quedará mucho por disfrutar.
Quién sabe si tanto Carell como Chalamet serán nominados al Oscar por sus intprepretaciones. Aunque sería un gran reconocimiento para ambos (como lo es para cualquier actor que llegue hasta ahí), no hay que empezar a hacer vaticinios. De momento lo primero que hay que hacer es disfrutar de sus actuaciones.
Por cierto, en relación a otros actores de la película, destaco la aparición de Amy Ryan. Y lo hago por la coincidencia de nuevo con Steve Carell tras la (divertidísima) serie The office, donde evidentemente ambos hacían personajes radicalmente opuestos. Aquí ella también realiza un papel dramático en condiciones (la madre de Nic). Aparece poco, pero es intenso.
Lo dicho, es una película que no destaca especialmente y cuyos letreros finales informando sobre la realidad de la drogadicción en EEUU no ayudan a mejorar la impresion sobre la misma, pero se deja ver bien como melodrama familiar.
De ver Alabama Monrie salí con los ojos como un mapache, de la llorera. Pero me pareció muy digna, y con una banda sonora sssstupenda.
ResponderEliminarÉsta, si tiene dentro a Carell, igual merece la pena desperdiciar rimmel a pesar de su tono de telefilm....
Carell, como digo y para mi gusto, está muy bien. Chalamet también, claro, pero no sé, quien me ha llegado más creo que es Carell en su papel de sufrido padre.
EliminarHay gente que aborrece la peli pero bueno... A mí no me parece un peliculón ni de coña (de hecho está lejísimos de serlo), pero tampoco un desastre de peli.