Tras La zona muerta, David Cronenberg ya estaba metido en la industria de Hollywood, de tal forma que se mete en el “fregao” de preparar la película Desafío total con Dino de Laurentiis de nuevo como productor. La cosa no llegó a buen puerto (lo haría años después con Paul Verhoeven a los mandos) y le ofrecieron tomar las riendas de La mosca, un remake de la película de 1958 (o mejor dicho una nueva versión del relato de George Langelaan) que ya estaba en marcha, pero que su primer director, Robert Bierman (quien haría un par de años después Besos de vampiro, prácticamente su única película recordada) tuvo que dejar por problemas personales y familiares. Con Mel Brooks como productor, Cronenberg aceptó rodar esta nueva versión, con un guion que coescribiría junto a Charles Edward Pogue, quien no ha vuelto a tener una historia a la altura de esta.