Se puso muy nervioso cuando, habiendo ya anochecido, le dio por mirar al cielo, y no vio la Luna. ¡Tenía que estar! Era una noche de verano, totalmente despejada, y las estrellas brillaban por doquier. Sí, no había duda, los millones y millones de estrellas existentes seguían allí. No faltaba ni una. En cambio la Luna… ¿dónde estaba? Lo más hermoso del firmamento, ¡y no estaba! Tardó poco tiempo en sacar una conclusión en claro: alguien había robado la Luna. Y había que recuperarla.
Entonces empezó a tramar un plan. Un plan de emergencia, al que llamaría Amanecer Luna. Llamó a tres amigos y les contó lo que había pensado: Había que ir al gobierno, y pedirles que formaran un gabinete de crisis. Había que movilizar a la élite del país, y también a los ciudadanos. Tenían que traer de vuelta, cuanto antes, a la Luna.
De los tres amigos, sólo uno se mostró escéptico con el asunto, y no quiso participar en la operación. Los demás, tras varios intentos para convencerle, no lo lograron, de manera que decidieron no contar con él.
Pronto se dieron cuenta, gracias a un comentario del "camarada escéptico", como pasaron a llamar a su amigo que no participaba, de que era muy tarde para ir al gobierno, que ya estaría cerrado, y como Amanecer Luna requería rapidez, no podían esperar a que lo abrieran. Así que decidieron actuar solos, muy a su pesar.
Se organizaron de esta manera: Uno realizaría, lo más rápido que pudiese, unos panfletos informativos para la ciudadanía; otro, iría al monte a vigilar, permanentemente, los cielos, para ver si divisaba algún tipo de pista; el tercero, se dedicaría a reunir toda la documentación posible sobre la Luna, y así saber si la tenían escondida en algún lugar secreto, o si la Luna tenía costumbre de irse a algún sitio a menudo, por su propio pie, y si así era, ir a buscarle y decirle, inmediata pero amablemente, que volviera a su lugar natural, y a alegrar la vista al mundo por las noches. El "camarada escéptico" murmuró algo de que se trataba de esto último, de que la Luna se había ido sola, pero no le hicieron caso, porque los otros tres ya se habían ido, dejándole solo al chaval.
Habían acordado verse al día siguiente, a la misma hora, y en el mismo sitio, para comunicarse las novedades.
El camarada escéptico se fue a su casa, rascándose la cabeza. Allí durmió todo el día como un ceporro, hasta que se aproximó la hora concretada. Por tanto, se levantó de la cama, y se dirigió al punto de encuentro.
Cuando llegó, sus tres amigos ya estaban allí, desde hacía un buen rato. Los tres miraban al cielo con una sonrisa bastante boba en la cara. No estaba la Luna entera, pero al menos había un trocito.. ¡La Luna estaba de vuelta! El camarada escéptico quiso explicarles que era totalmente normal, que el hecho de que desapareciera la Luna, ocurría una vez cada mes, lo mismo que la Luna llena, que era una fase de la Luna. Los otros no le hicieron ni caso, se limitaron a decir que todo el despliegue de urgencia que habían realizado, había acojonado a los secuestradores, y que éstos se habían dado cuenta de que lidiaban con gente de armas tomar. Con gente muy lista. El camarada escéptico lanzó un suspiro de resignación, y se quedó, al igual que sus tres amigos, admirando la gran belleza de la Luna. O lo poco que había de ella, claro.
Entonces empezó a tramar un plan. Un plan de emergencia, al que llamaría Amanecer Luna. Llamó a tres amigos y les contó lo que había pensado: Había que ir al gobierno, y pedirles que formaran un gabinete de crisis. Había que movilizar a la élite del país, y también a los ciudadanos. Tenían que traer de vuelta, cuanto antes, a la Luna.
De los tres amigos, sólo uno se mostró escéptico con el asunto, y no quiso participar en la operación. Los demás, tras varios intentos para convencerle, no lo lograron, de manera que decidieron no contar con él.
Pronto se dieron cuenta, gracias a un comentario del "camarada escéptico", como pasaron a llamar a su amigo que no participaba, de que era muy tarde para ir al gobierno, que ya estaría cerrado, y como Amanecer Luna requería rapidez, no podían esperar a que lo abrieran. Así que decidieron actuar solos, muy a su pesar.
Se organizaron de esta manera: Uno realizaría, lo más rápido que pudiese, unos panfletos informativos para la ciudadanía; otro, iría al monte a vigilar, permanentemente, los cielos, para ver si divisaba algún tipo de pista; el tercero, se dedicaría a reunir toda la documentación posible sobre la Luna, y así saber si la tenían escondida en algún lugar secreto, o si la Luna tenía costumbre de irse a algún sitio a menudo, por su propio pie, y si así era, ir a buscarle y decirle, inmediata pero amablemente, que volviera a su lugar natural, y a alegrar la vista al mundo por las noches. El "camarada escéptico" murmuró algo de que se trataba de esto último, de que la Luna se había ido sola, pero no le hicieron caso, porque los otros tres ya se habían ido, dejándole solo al chaval.
Habían acordado verse al día siguiente, a la misma hora, y en el mismo sitio, para comunicarse las novedades.
El camarada escéptico se fue a su casa, rascándose la cabeza. Allí durmió todo el día como un ceporro, hasta que se aproximó la hora concretada. Por tanto, se levantó de la cama, y se dirigió al punto de encuentro.
Cuando llegó, sus tres amigos ya estaban allí, desde hacía un buen rato. Los tres miraban al cielo con una sonrisa bastante boba en la cara. No estaba la Luna entera, pero al menos había un trocito.. ¡La Luna estaba de vuelta! El camarada escéptico quiso explicarles que era totalmente normal, que el hecho de que desapareciera la Luna, ocurría una vez cada mes, lo mismo que la Luna llena, que era una fase de la Luna. Los otros no le hicieron ni caso, se limitaron a decir que todo el despliegue de urgencia que habían realizado, había acojonado a los secuestradores, y que éstos se habían dado cuenta de que lidiaban con gente de armas tomar. Con gente muy lista. El camarada escéptico lanzó un suspiro de resignación, y se quedó, al igual que sus tres amigos, admirando la gran belleza de la Luna. O lo poco que había de ella, claro.
FIN de los tiempos de la Luna.
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