21 de diciembre de 2010

28 años después (Tron: Legacy)

El título del post no tiene nada que ver con una nueva película de zombies (aunque tiempo al tiempo, ya que parece que para 2013 quieren estrenar 28 meses después, secuela de 28 días después y de 28 semanas después... Más tarde llegarán los 28 años, y luego los 28 lustros, y al final una versión zombie futurista 28 siglos después, así que hay franquicia asegurada por mucho, mucho tiempo...).

Como decía, nada tiene que ver con los zombies, sino que el asunto es que casi tres décadas después de que la Disney sorprendiera al mundo (aunque con muy poco éxito taquillero) con la que se dice es la primera película con efectos infográficos, llega su secuela. Aquella era Tron, a secas (de 1982), y ahora toca Tron: Legacy, con unos efectos especiales y digitales completamente renovados, mucho más perfeccionados y por supuesto como no podía ser de otra manera, con el formato de moda: las tres dimensiones. La primera fue dirigida por Steven Lisberger y el responsable de la secuela se llama Joseph Kosinski (Lisberger también ejerce de productor).


La historia retoma el personaje de Kevin Flynn (Jeff Bridges), protagonista de la primera entrega, que misteriosamente desaparece en 1989 sin dejar rastro. Veinte años después (usando una elipsis que particularmente me gustó bastante) su hijo Sam (Garrett Hedlund) logra acceder al mundo informático que su padre creó y donde buscará alguna de las respuestas a las preguntas que se ha estado haciendo durante todo ese tiempo.

La película tiene virtudes y defectos. Uno de los defectos principales es el argumento de la película. Demasiado simple, con lagunas, no se acaba de entender del todo bien qué está ocurriendo o porqué (realmente esto también ocurría en la peli de 1982), quedan cosas en el aire, personajes sin definir... Imagino que habrá sido tema de tijeretazos en la sala de montaje. Quizá les quedó una película de más duración y decidieron acortarla para hacerla menos pesada para todos los públicos, dejándola así en unas dos horas y no hacer algo de tres horas como duraba, por ejemplo, Avatar (James Cameron). O quizá fue algo completamente premeditado y quisieron dejar puertas abiertas para una nueva secuela, asunto que seguro ya tienen pensado los mandamases de la Disney, siempre en base a la taquilla que realice la película (que parece no está siendo mala pero menos buena de lo esperado).

Por poner un par de ejemplos acerca de personajes poco definidos o de los que me quedé con ganas de más, mencionaré a Cillian Murphy como Edward Dillinger, hijo del villano de la primera parte, Ed Dillinger (interpretado por David Warner). Su aparición se queda en completamente anecdótica, un simple guiño, cuando mi impresión es que podía haber dado mucho más juego en la trama. Así como el misterioso ejecutor de las órdenes del malo de la película, un personaje siempre enfundado en su traje luminoso y un casco negro... No diré más por no crear spoilers pero también me quedé con ganas de saber más acerca de qué ha pasado y qué pasa con él.


Respecto al mundo de Tron, claramente mantiene, o al menos lo intenta, el espíritu de la original. Trajes luminosos, batallas de discos y cómo no, motos de luz (aunque añaden también unos cuantos más vehículos de luz). Faltaba la cesta punta tan curiosa que se veía en la primera... definitivamente eran otros tiempos.

Más arriba comentaba que Tron: Legacy también tenía virtudes. ¿Cuáles? Por supuesto todo el aspecto visual e infográfico, apabullante sin duda, dejando al espectador en muchas ocasiones con la boca abierta y seguro que emocionando a los fans de Tron. También la idea general de la historia, siendo casi de cómic: un héroe y su némesis, el plan maléfico de ésta y todos los elementos de los que los protagonistas se hacen valer para evitar dicho plan. Incluso llega un momento en el que parece que algunos personajes tienen superpoderes, ejem... Lo dicho: de cómic (y hablando de cómic, no debe olvidarse que gran parte del diseño de la película original fue realizado por Jean Giraud "Moebius", todo un genio de las historietas, del arte, cuyo nombre ni asoma en ningún momento en Tron: Legacy).

Algunos planos concretos del filme -no demasiados, la verdad sea dicha- también son admirables (por bien realizados), y algunos otros, por ejemplo aquellos que están llenos de multitudes, aunque recuerden demasiado a lo ya visto en la última trilogía de La guerra de las galaxias, también parecen impresionantes.


En cuanto a los actores, destacan positivamente Jeff Bridges (por cierto, su rejuvenecimiento digital es bestial, increíble... aunque parece no gustar en general, habiendo leído comentarios en otras webs) aportando veracidad a la historia aunque a veces recordando demasiado a Obi-Wan Kenobi o a Qui-Gon Jinn (de nuevo La guerra de las galaxias) y también la bella Olivia Wilde como Quorra, un programa al servicio de Kevin Flynn.

Destaco negativamente al joven protagonista, Garrett Hedlund, el típico nuevo joven guaperas de Hollywood, que solo pone caritas y dice frases de lo más... tronchantes (en un momento en el que el chico se pone a llorar, a mí personalmente me dio la risa de lo mal que lo hacía). También me pareció ridículo hasta el extremo el personaje interpretado por Michael Sheen (El desafío: Frost contra Nixon), me produjo vergüenza ajena y me hizo preguntarme qué puede hacer que un actor como él haga semejante cosa. Su personaje es histriónico, exagerado, absurdo, predecible... ridículo a fin de cuentas. Y su look, me acordé de aquellos gemelos que aparecían en Matrix reloaded... pues eso: ridículo.


La banda sonora me llamó gratamente la atención, compuesta por el dúo Daft Punk, que personalmente no conocía y que lo he hecho a raíz de toda la publicidad previa al estreno de la película. Aparecen unos instantes en el filme sin que yo comprendiera porqué la cámara enfocaba tan perfectamente a esos dos DJ's hasta que caí en la cuenta de que claro, eran ellos, y había que promocionarlos...

Acabo ya la reseña diciendo que, aunque quizá pueda parecer que no me ha gustado un pelo la película, reconozco que me mantuvo entretenido. Quería ver en qué partes habían renovado el añorado mundo de Tron y me quedé impresionado con los efectos visuales, que realmente es para lo que está concebida esta película ya que como he comentado, el argumento queda completamente en un segundo plano (incluso en un tercero). Está claro que no debería ser así, pero si la fórmula entretiene, con esos elementos tan de cómic, la cosa no ha ido mal.

¿Y el formato 3D? No está mal, el trailer prometía mucha más espectacularidad, pero creo que en este aspecto sigue reinando Avatar, que aunque la peli en su conjunto era flojilla, el 3D era una gozada. Tron: Legacy se puede ver sin problemas en 2D.

Un 7.

PD: Ya he mencionado varias veces a Star Wars... Pues hay más ¿guiños? a la saga: algún sable de luz, X-Wings, ciertas persecuciones aéreas y la forma de disparar, alguna frase mítica ligeramente cambiada... Queda como pasatiempo para el espectador encontrar estas cosillas en la película.

Trailer de Tron: Legacy:



Trailer de Tron (1982):




12 de diciembre de 2010

Minirrelato de terror

-En esta vida todo tiene solución, menos la muerte. -Se oyó decir a un hombre mientras esbozaba su última sonrisa con gesto irónico, justo antes de que aquel zombie le arrancara un brazo y le mordiera el cráneo.


7 de diciembre de 2010

Semana de Terror: Las películas (III)

Tercera entrega de las películas vistas en la Semana de Terror de Donosti.

Redline (Taksehi Koike)

Poco me dijo esta película. Con un buen comienzo y un desarrollo demasiado aburrido, lo único que cabe mientras se ve es esperar a la carrera final y ver si el protagonista se lleva el gato al agua y de paso a la chica, venciendo a todos sus temibles competidores. Con lo cual lo más destacable es su inicio y el final, aparte de las presentaciones de los personajes que correrán en la carrera, al más puro estilo televisivo y de videojuegos. Si tras ver la película te dan ganas de ir al negruzco (por lo quemado) Discóbolo -una antigua discoteca del lugar- es de entender ya que prácticamente desde el principio se asiste a un recital chumbeta sin descanso. Un tío superchulo, una chica neumática y una panda de coleguillas y villanos a cada cual más extravagante es lo que se encontrará el espectador en la peli. No apta para gente propensa a la epilepsia.

Un 5.

Monsters (Gareth Edwards)

La gran decepción de la Semana. Había muchas ganas de verla, por varias razones: una peli de monstruos gigantes que atacan las ciudades y los humanos tratando de sobrevivir, mucha publicidad, y cómo no, la alargada sombra de Distrito 9, con la que se la comparaba debido a su poco presupuesto y a su temática fantástica... Nada más lejos de la realidad: la película no se sostiene por ningún lado y es aburrida e insípida incluso en el momento en el que se supone que debería haber más tensión (el final). Se ha oído que, al igual que Distrito 9 era una alegoría sobre el Apartheid, esta lo era sobre el espinoso asunto de la inmigración ilegal en EEUU. Puede ser, pero la mierda de historia de amor que va contando hace que nos pasemos por el forro todo eso. Los dos actores protagonistas, aparte de no tener química alguna, se encontraban perdidísimos en la historia. Aun así, mucho se puede decir sobre la película, al respecto de que lo mejor quizá sea que titulándose Monsters, apenas se ve a los susodichos, pero no nos engañemos: queríamos verlos más, mucho más de lo que se ven. Y si no, que se hubieran esmerado más en la historia de amor. O en las historias, porque resulta que hay una más por ahí: nada menos que una bonita relación de amor entre pulpos gigantes. Sí, querido lector, has leído bien. Ridiculez supina. Eso sí, fue una de las grandes sesiones del Teatro Principal gracias, cómo no, al público. PD: Nominado a siete premios del cine independiente británico, ha obtenido tres, entre ellos nada menos que el de mejor director. Sin comentarios.

Un 2.

Boogie, el aceitoso (Gustavo Cova)

Basada en el cómic del historietista argentino Fontanarrosa, cuenta la historia de Boogie el aceitoso, el asesino más implacable, más macarra y más machote de la ciudad, quien se entera de que un mafioso ha contratado los servicios de otro matón en vez de contratarle a él, con lo cual saldrá a ajustar cuentas y a demostrar quién sigue siendo el mejor en lo suyo... Una animación que al principio me parecía un tanto mala al ser demasiado parecida (si no idéntica) a las típicas en flash, acabó por engancharme con la historia de este personaje, el típico antihéroe con el que acabas empatizando porque en el fondo todos queremos ser como él. Una historia de cine negro con toques bestias y sin piedad que lleva al espectador entre personajes clichés hasta el esperado desenlace. Fue la película ganadora en la Semana del pemio del público al mejor largometraje de animación.

Un 8/9.

Welcome to the Space Show (Koji Masunari)

Pochi es un perro. Pochi habla. Pochi es extraterrestre. Pochi es mítico en la Semana, aunque claro, no este Pochi, sino aquel que casi es una mascota para el público de la misma, el que aparecía en La felicidad de los Katakuri (otra joya de Takashi Miike). Este Pochi no es el mismo, qué va. Y es una pena, aunque también es muy simpático. Invita a unos niños a llevarlos a su planeta de visita, y gustosamente aceptan. Pero ocurre que por una serie de problemas, no podrán volver a casa. Así que tendrán que ingeniárselas para lograrlo. Esta película no es de los estudios Ghibli (que tantas maravillas suele ofrecer) pero se le asemeja. Peca de un metraje un tanto largo (ronda las dos horas y media) y aunque el apartado visual es verdaderamente espectacular, con muchas criaturas pululando por la pantalla continuamente y a la vez, el espectador casi se ve obligado a desconectar un poco de la película para no acabar exhausto. En algunos momentos es enternecedora y en otros apabullante, pero como digo, es muy larga. Si le quitasen varios cuartos de hora, sería una gozada completa. Destaco el momento en el que una de las niñas, mientras lucha con un monstruíto/extraterrestre, empieza a contarle su vida sin venir a cuento, a lo cual el contrincante le dice "¿pero qué me estás contando?", siendo este comentario muy aplaudido en la platea del Teatro Principal ya que todos estábamos pensando exactamente lo mismo, parece que el personaje nos había leído el pensamiento.

Un 7.

Secuestrados (Miguel Ángel Vivas)

Unos ladrones allanan la morada de una familia (vista dicha morada, a la familia se la ve de buena posición social) y mantienen de rehenes a cada uno de sus miembros. Si todo fuera como la seda en el robo de la casa, no habría película, evidentemente. Así que hay cosas que se empiezan a torcer. Y esas cosas las filma muy bien el debutante Miguel Ángel Vivas, con unos planos secuencia muy bien realizados, con divisiones de pantalla para mostrar diferentes situaciones a la vez. Con todo ello, el resultado es notable. Los actores protagonistas, los secuestrados, son Fernando Cayo y Ana Wagener (los padres) y la siempre guapa Manuela Vellés (la hija). Tanto Cayo como Wagener, dentro de lo que cabe, parecen interpretar con más tensión, más contenidos, todo lo que ocurre, mientras que Manuela Vellés grita demasiado, con lo que sería uuna candidata perfecta para eso que se da en llamar scream queen. En resumen, es un buen debut con cosas muy destacables que mantiene la tensión (y es que la película dura apenas ochenta minutos, con lo cual en este sentido se lleva muy bien, ya que no se alarga más de la cuenta tratando el tema que trata).

Un 7/8.

Continuará...

Semana de Terror: Las películas (II)

Continúo con lo que debí haber iniciado hace mucho, mucho tiempo (bueno, cuatro semanas aproximadamente) pero que hice el otro día, es decir, con mis comentarios sobre las películas vistas (en orden de visionado, por cierto) en la XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti.

Exam (Stuart Hazeldine)

Un reducido grupo de personas. Una sala. Un examen. ¿Una pregunta? Una única respuesta. Muy poco tiempo. Quien sea capaz de pasar el examen obtendrá un deseadísimo empleo. Esa es la sinopsis aproximada de esta película, que tiene muchas connotaciones, o quizá referencias. Las más destacadas son Cube (Vincenzo Natali, 1997... mal empezamos, querer hacer algo similar a esta obra maestra es querer hacer mucho, y arriesgarse todavía más), o Saw (James Wan, 2004... esta ya no es Cube, pero está claro que es todo un referente en el cine de género que incluye puzzles o cosas de pensar), y además no sé qué leches de filosofía, tal y como dijo su director mientras presentaba la película. Por si fuera poco, se supone que hay tintes de ciencia ficción en la historia (que no voy a desvelar) y una crítica social subyacente al mundo laboral, las entrevistas de trabajo y los métodos para valorar a los candidatos. La peli comienza de forma interesante pero llegó un punto en el que el interés se desvaneció y se me hizo demasiado larga, sin serlo. Hablan demasiado y hay poca acción, en el sentido de que muchas situaciones se alargan. El desenlace es algo previsible quizá si se tiene en mente la citada Saw, sabiendo que habrá cierta sorpresa de guión, pero el asunto es que al final a uno ya le da igual si alguien logra superar la prueba o no.

Un 5.

El último exorcismo (Daniel Stamm)

Apadrinada por Eli Roth (amiguete de Quentin Tarantino que dirigió Hostel y Hostel II) viene esta peli sobre exorcismos. Un tema muy trillado y que es difícil ver si puede ofrecer algo nuevo. Visto el resultado, todo se confirma: nada nuevo sobre el horizonte. La única novedad podría ser el formato, presentado en plan falso documental, pero claro, es algo que hoy en día ya está demasiado de moda, con lo cual puede perder algo de fuerza por ahí. La película sigue a un falso reverendo, un cuentista que dice practicar exorcismos allá por la América profunda (dónde si no) a quien llaman para consultar un nuevo caso de una joven poseída. Hay que reconocer que la película en su conjunto no está nada mal, pero le cuesta arrancar, le cuesta que llegue lo bueno, a pesar de tener algún momento que otro que me pareció colosal durante la primera mitad. Cuando llega lo bueno, todo se sucede de forma muy rápida, con un desenlace sacado casi de una película de serie Z. Destaco el papel de la chica que interpreta a la joven poseída (siendo la protagonista del momento colosal, y casi fugaz ya que es un plano rápido que me puso los pelos de punta, que he mencionado antes). En resumen: no es una mala película sobre exorcismos, pero el largo comienzo y el formato tan usado del falso documental, le resta algo de puntos.

Un 7.

Jackboots on Whitehall (Edward & Rory McHenry)

Simpática y muy lograda película de animación hecha con muñecos al más puro estilo Barbie, Ken o Madelmans que reinterpreta a su manera la historia del Reino Unido durante los ataques nazis en la Segunda Guerra Mundial. Tanto reinterpreta la historia que convierte a Winston Churchill en todo un héroe que combatió y formó parte de toda la Resistencia británica, o incluso al propio Braveheart, que aparece para tomar las riendas del asunto y ayudar en la batalla (y vaya si lo hace, y vaya de qué manera...). Mucha mala leche y una animación que a veces hace dudar de si lo es (hay algunos planos de tanques que son espectaculares) que en el Festival de Sitges obtuvo el premio al mejor largometraje de animación, y que cuenta entre sus voces estelares con las de Ewan McGregor, Rosamund Pike, o Tom Wilkinson, entre muchos otros. Lástima que la hora de programarla en la Semana de Terror (de buena madrugada en un largo maratón como los de antaño) no fuera la adecuada ya que en mi opinión no encajaba mucho en ese horario para hacer disfrutar al personal al cien por cien.

Un 7.

Bedevilled (Jang Cheol-soo)

Nueva producción coreana en la Semana tras Dream home. En este caso se muestra a una chica que llega a una isla donde claramente son los hombres quienes llevan la voz cantante, haciendo lo que quieren, cuando quieren y con quien quieren, siempre con el beneplácito del resto de habitantes de la isla. Allí se ve cómo una de las mujeres es vejada una y otra vez por sus parientes, mientras que ella aguanta, y aguanta, y aguanta... Pero sin duda tiene que llegar un momento en el que ella explotará. Porque si no, la película no tendría sentido que estuviese en la Semana. Efectivamente, la chica llega a un punto límite y... El problema es que tarda en llegar, y hasta ese momento el espectador asiste una y otra vez a las mismas siuaciones, o a variaciones de las mismas, pero sin ocurrir nada especial, únicamente se puede ver lo bien que ruedan generalmente los coreanos lo que es la vida cotidiana. El espectador espera y desea que llegue el momento en el que ¡zas!, recordando a una de las obras maestras de Takashi Miike, Audition (1999) en la que también se asiste a hora y media de lo que aparentemente es un drama intimista pero que en su última media hora es bestial y magnífica (kiri, kiri, kiri). No posee los momentos gore de Dream home, aunque también hay mucha sangre, pero se pude disfrutar, siendo lo peor de todo que sea tan previsible.

Un 8.

Vampires (Vincent Lanoo)

Ni dan miedo. Ni son sexis. Ni son pijos. Eso dice el cartel avisando de cómo son los vampiros que se van a ver en pantalla. De nuevo el formato del documental. En la película vemos la vida cotidiana de una familia de vampiros en Bélgica. Una vida normal... dentro de lo que supone ser vampiros, claro. Al verla da la impresión de que son sketches, que al realizar el guión (escrito por Frédérique Broos y el propio director) se les iban ocurriendo y según les parecieran más graciosos o menos, los incluían o no. Tiene algunos momentos muy buenos, muy graciosos, y otros en los que son fieles al tema de los vampiros (la fotografía está muy bien, por ejemplo, mostrando muy bien la noche belga y algunos apartados de la casa donde viven), pero al no tener otros tan buenos, hace que el producto en general no tenga la calidad que yo esperaba. Con ello, no deja de tener mala leche con algunos temas, como por ejemplo el de la inmigración donde se ve que sin duda es original en muchos aspectos, pero falla en lo mencionado.

Un 6/7.

Continuará...

5 de diciembre de 2010

Semana de Terror: Las películas (I)

Lo sé, voy muy tarde con esto, pero entre una cosa y otra no he podido actualizar mejor el blog, usted perdonará.

Voy a empezar a una serie de entradas para comentar brevemente (al menos lo intentaré, lo prometo) las películas que vi en la XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti. Como digo, será una serie, al igual que hice con las que vi en Sitges, ya que son unas veinticinco o veintiséis en total (en realidad, hubo dos más, pero ya las tengo comentadas ya que se trata e Tucker & Dale vs. Evil y Rubber, siendo ésta la película sorpresa de la Semana -cosa que por cierto me olía desde el primer momento...-. Puedes ver mis comentarios sobre ellas aquí y aquí, respectivamente).

Al lío (tras comentar de cada película, mi puntuación, sobre 10).

Mystikal (Ángel Alonso)

Un joven y torpe aprendiz de brujo se ve envuelto en una aventura que cambiará su vida junto a una pizpireta ninfa (ojo, no confundir con un hada que si no se enfada) en la que deberán salvar al mundo que conocen de las Fuerzas del Mal que han sido despertadas tras mucho tiempo de letargo... La sinopsis es muy conocida, ¿verdad? Cuántas historias y relatos de fantasía contarán lo mismo... Pues esto es la peli, simple y llanamente, no hay más. El mérito que tiene la película es que según dicen es la primera producción europea en rodarse íntegramente en escenarios virtuales. Personalmente creo que ese aspecto les quedó algo mejorable porque noté un poco... sucios los decorados. El desenlace de la historia es ridículo, viendo todo lo visto por lo que han pasado los protagonistas, y los actores pues... bueno, es que no habiendo decorados reales, eso se tiene que notar, digo yo. Eso sí, me gustaría resaltar que algunas de las criaturas estaban realmente logradas, incluso las había que tenían efectos al más puro estilo Ray Harryhausen, o al menos a ello me recordaron, cosa que me pareció lo más destacable y simpático de todo el asunto.

Un 3/4.

Rare Exports (Jalmari Helander)

La película inaugural de la Semana de Terror venía precedida de su éxito arrollador en el Festival de Sitges (mejor película, mejor dirección y mejor fotografía), con lo cual había muchas ganas de verla. Lo que cuenta la película es muy original, aunque realmente los que previamente habíamos disfrutado con los dos cortos en los que se basa (dirigidos por su mismo director) ya sabíamos de qué iba el asunto: La verdadera historia de Papá Noel.. un cruento y salvaje ser que habita en Finlandia. Con el toque que sólo los nórdicos saben dar a sus películas, y recordando (la verdad sea dicha) en algunos aspectos a la magnífica Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008), en varios momentos deja al espectador con la miel en los labios y en otros casi sobrecoge por lo bien rodado que está todo. Con lo cual la película es un tanto irregular, convirtiéndose finalmente en cine familiar, ya que el protagonista real del film es un niño que acabará siendo el héroe de la historia. Este asunto es uno de los temas que quizá pueda decepcionar más, ya que la ambientación y el misterio de la película no parecía ir por esos tiros. Una película aceptable y original, pero que decae en algunos momentos.

Un 7/8.

Dream home (Pang Ho-Cheung)

Ya lo dice el cartel de la peli: ¿Qué harías si alguien bloquease tus vistas? La protagonista no lo duda: Ir a saco y cargarse a quien ande de por medio. El caso es que lleva mucho tiempo esperando heredar el piso de su padre y cuando lo logra, no tiene las vistas al puerto que desea porque han construido edificios justo delante. Eso no le gusta un pelo a la gran protagonista de esta bestial crítica social al tema inmobiliario. El director es el mismo de Exodus (2007) de la que sólo me gustó el impactante principio... en cambio esta me atrajo, con un ritmo un tanto especial característico a veces del cine coreano y queriendo ver qué nueva barbaridad cometería la enajenada protagonista. Con momentos excepcionalmente gores, claramente gustará al aficionado a este tipo de escenas o películas, así como al que le gusten las bizarradas asiáticas. Una parte final larga pero genial, muy bruta que a pesar de las altas horas a las que se proyectó, me hizo disfrutar.

Un 8.

Death Kappa (Tomoo Haraguchi)

He hecho una película espantosa, espantosa de verdad. Decía Tomoo Haraguchi, gran amigo de la Semana de Terror (hace dos o tres años se le dedicó una exposición con buena parte de sus acojonantes creaciones -es experto en FX y el creador de Gamera, entre otros muchos bichos- y regaló a la Semana varios de sus grandes trabajos). Siempre que acude a Donosti este hombre, la diversión está garantizada, y no fue para menos, ya desde la bizarra presentación en el escenario del teatro Principal hasta toda la proyección de la película. Monstruos nipones (kaiju eiga), maquetas, helicópteros y aviones de juguete sujetados con cables perfectamente visibles, una canción demencial e interminable en mitad de la película (que hizo las delicias de todos sin excepción, bueno... o casi) y por supuesto un karaoke final glorioso incluido en los títulos de crédito con todo el público cantando (bueno... o casi). Ah sí, la película... Pues creo que está todo dicho: demencial y divertidísima, hecha para el absoluto cachondeo del personal, homenaje a los kaiju eiga míticos (Godzilla, Gamera, etc) que no busca más que eso. Por cierto, fue un estreno mundial (estrenada en Donosti incluso antes que en Japón) y la película se trajo a la Semana gracias a la cabezonería de Haraguchi, ya que los productores (o vaya usted a saber quién, quizá fue alguna asociación, no sé, digamos... la CON-KAPPA) se negaban a traer la versión íntegra (con la parte central del larguísimo momento musical en su totalidad, por ejemplo). Pero Haraguchi dijo que si no se traía a Donosti, ni promocionaba ni estrenaba ni nada, con lo cual hubo que ceder. Bravo y gracias, Haraguchi. PD: Una película espantosa.

Un 9.

Somos la noche (Dennis Gansell)

Una de las grandes decepciones de la Semana. Ya había oído, a raíz de su pase en Sitges, que no merecía la pena, pero una historia de vampiras siempre merece un visionado, y además dirigida por el mismo que hizo La ola en 2008, con lo cual el asunto podía prometer. Ay, iluso de mí. Una historia típica, muy típica de vampirización en la que se asiste a una especie de capítulo largo de esa chorrada que es la serie de televisión Sexo en Nueva York. Qué chupis son las vampiras, qué molonas, qué guapas, qué libertinas, qué feministas, oh sí, dame más, no pares, sigue sigue. Como decía antes, es una historia típica de vampirización ya que a la chica protagonista la muerden y se transforma en vampira, pero no lo acepta, le cuesta entender su nuevo estado, y por si fuera poco se enamora de un policía guapete que es todo un profesional, con lo cual el conflicto (oh no, pobrecita) es doble. ¡Vamos anda! a otro perro con ese hueso... Cuando se vea esta película, dejo como pasatiempo para el espectador contar cuántos planos aéreos de Berlín la nuit hay. Cansino el director con esos momentos, muy cansino.

Un 2.

Continuará...