26 de septiembre de 2019

Zinemaldia 2019 - "Light of my life" (Casey Affleck)


PERLAK

La segunda película que dirige Casey Affleck, más conocido por su faceta actoral y a veces únicamente conocido por compartir apellido con su hermano Ben, empieza como un cuento: "déjame que te cuente una historia...". En la escena que vemos como introducción, tenemos frente a frente a un padre y a su hija (no sabremos que es una niña hasta que ella lo menciona) de once años, en una tienda de campaña pasando la noche. Enseguida empiezan a suceder cosas, únicamente con esa larga historia que le va contando el padre a la niña: empatizamos con ella (a pesar de parecer un poco resabidilla, pero claro, con su edad es lo que le corresponde) y la historia que narra él, aunque no lo sepamos todavía, nos está adentrando en lo que sucede en su entorno. Por fin, la historia se acaba y la niña nos pone en situación y entendemos el asunto: Es la única niña que hay, al menos en mucha, mucha distancia a la redonda y están huyendo de lo que quiera que sea que está sucediendo en el mundo. Light of my life (La luz de mi vida) es, pues, una película de estilo distópico o quizá post-apocalíptico, como quiera llamársele.

Lo primero que llama la atención de la película es su magnífica fotografía mostrándonos solitarios bosques, ríos o grandes paisajes nevados, y después de eso, el estilo de Affleck dirigiendo: planos tranquilos, sin apenas movimiento de cámara siendo casi toda la película planos fijos que no molestan en absoluto. Yo diría que más bien al contrario: ayudan a que los espectadores compartamos con los dos protagonistas ese desasosiego, ese frío, ese miedo y ese suspense que ellos sienten continuamente, huyendo una y otra vez de algo que nunca llegamos a tener claro qué es exactamente (este es uno de los grandes logros de la película, aunque habrá quien lo ponga como pega).


Mediante pequeños flashbacks, bien enlazados en el montaje, y algún que otro comentario o titular de periódico añejo, llegamos a saber qué ha pasado y cómo se está comportando el resto de la Humanidad, por qué están huyendo y por qué no deben fiarse de nadie. Dado que son un padre y su hija yendo de un lugar a otro todo el rato, uno puede acordarse de películas como The road (John Hillcoat, 2009) o Camino a la Perdición (Sam Mendes, 2002), con ellos dos hablando sobre sus cosas, sus miedos, sus recuerdos, sus reflexiones... Precisamente estos momentos reflexivos son pocos durante la película, pero son realmente potentes. En definitiva, vemos perfectamente cómo es la relación que ambos personajes tienen entre sí. Además, aunque apenas se note, en la película hay  también sitio para el humor, pues hay una escena concreta en la que el padre quiere explicarle algo sobre la sexualidad a su hija donde será difícil no esbozar una sonrisa.

Lo que sí se podría criticar a Light of my life es quizá su ritmo, que puede resultar demasiado lento. Lo bueno es que tanto Affleck como la niña están sensacionales, bien apoyados por un buen guion, cosa que ayuda a no desesperar al espectador ávido de momentos de tensión y ataques de gente chunga. Tambien hay de eso, claro, pero muy poco aunque cuando surge, está muy bien tratado y mantiene a uno bien sentado en la butaca.

Lo que no le falta a la película es un buen mensaje, podría decirse que muy explícito. Las mujeres han muerto o están sometidas y encerradas por los hombres que no han sabido llevar la situación y se han vuelto violentos. Sin mujeres, se acaba el mundo. Y mediante un padre que protege a su hija, a la única mujer que le queda en su vida, vemos cómo el mundo parece haberse dividido en varios tipos de persona: quienes quieren tener a las mujeres bajo control, quienes hacen lo que pueden para protegerlas, y un tercer tipo: quienes se muestran totalmente indiferentes ante todo (reflejado en uno de los personajes de la casa donde se alojan los protagonistas, que le cierra la puerta de su habitación en los morros al padre cuando se acerca la amenaza). Pero el mensaje no se queda ahí... también asistimos, ya hacia la parte final, a cierto momento de empoderamiento e independencia de la mujer, momento que se ve sin duda necesario. Para más inri, la película termina con una mirada muy elocuente, una mirada al futuro, a la esperanza, a la libertad... Como se ve, todo muy explícito, sin duda.


Casey Affleck vuelve a lanzarse a la piscina como hizo con su primera película, I'm still here (2010) produciendo, escribiendo y dirigiendo esta película que tiene aire indie aunque quizá sea en parte algo menos arriesgada que la anterior y suene a vista por el tipo de argumento que es, tiene cierto estilo y además como ya he dicho antes, los dos protagonistas están fantásticos. De Affleck ya lo sabíamos, con lo que la sorpresa es la niña Anna Pniowsky, consiguiendo que su personaje no caiga mal en ningún momento y tampoco resulte repelente. Por cierto que su nombre aparece en los títulos de crédito antes que el de Affleck (tiene todo el sentido que así sea).

Para acabar, comentar que en el reparto también está la actriz Elisabeth Moss, muy conocida últimamente por su papel en la serie El cuento de la criada. Es curioso que aparezca también en este proyecto, que tiene también relación, salvando mucho las distancias, con cosas que se cuentan en la serie que ella protagoniza. Su papel en la película es el de la madre de la niña, y aparece en los recuerdos de su pareja. Al aparecer poquito, casi da la impresión de que parte de su actuación se quedó en la sala de montaje. Da igual, pues en realidad lo que se cuenta cuando ella aparece está bien dosificado y narrado, así que quizá algo más extenso habría perjudicado el resultado final.



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