28 de septiembre de 2019

Zinemaldia 2019 - "La inocencia", de Lucía Alemany


NEW DIRECTORS

La primera película de la valenciana Lucía Alemany, La inocencia, se presenta en la sección New directors y tiene muchas cosas que hay que tener en cuenta y que hacen que sea una estupenda película de la que, al menos durante este curso cinematográfico, la gente hablará. Lo que se nos cuenta es la historia de una adolescente y de todo su entorno: sus amigas, sus movidas de adolescentes (amoríos, discotecas...), y la relación con sus padres. Se trata de una historia sencilla, que en realidad no es nada del otro mundo siendo lo valioso toda la naturalidad que desprende y esa actitud de las actrices jóvenes que parece que en muchos momentos estén improvisando sus escenas.

Las localizaciones de la película son veraniegas, son mediterráneas, son bailongas y son sensuales, son las que la directora debe de conocer a la perfección. Da la impresión de que todo lo que se cuenta y dónde se cuenta está relacionado con las propias vivencias de la directora. Desconozco si es algo autobiográfico (no en su totalidad, sino en lo que menciono del entorno y las localizaciones), pero en muchas ocasiones se puede pensar eso.




Sin duda lo más interesante de la película es lo que se ve del pueblo, que claramente es un personaje más camuflado entre todos sus habitantes e historias, sus comportamientos y sus cotilleos, que se centran, claro, en temas relacionados con la protagonista y que traerán de cabeza a sus padres. Todo muy costumbrista, lo cual es el gran hallazgo de la película. Las situaciones entre los personajes del pueblo y cómo se tratan unos a otros es lo que interesa ver en la película (qué gran escena es, por ejemplo, aquella en la que las madres de las chicas discuten sobre algo que ha pasado entre ellas).

Al margen de todo eso, destacan las interpretaciones en esta pequeña película. Desde la joven protagonista y sus amigas, llenas de naturalidad y aparente espontaneidad, hasta los padres de ella, encarnados por unos fantásticos (era de esperar) Laia Marull y Sergi López. Ambos bordan sus papeles: Marull es una madre comprensiva pero con mano dura cuando debe tenerla, aunque siempre bajo la rama de su marido, quien es quien debe tener la última palabra en muchos de los temas caseros. Sus miradas hacia su hija en momentos clave son maravillosas. Por su parte, Sergi López como ese padre que tiene que ser siempre como él diga, el dueño y amo de la casa, a quien nadie debe levantarle nunca la voz ni protestarle... Es absolutamente creíble y aunque a veces sus momentos bordan la comedia, la verdad es que queda muy bien al ser muy reconocible un carácter así.


Para ir acabando ya, me gustaría destacar el plano inicial, y el final. En el inicial vemos a las chicas subidas en un camión cisterna que va echando agua a los lados de la carretera, mientras la chavalería  y las niñas subidas al camión se va refrescando con esa agua... Eso me ha recordado mucho a la típica imagen de Hell's Kitchen en Nueva York, donde los críos juegan con las tomas de agua de las calles, usándolas para refrescarse. Por lo demás, en el plano final (que no voy a desvelar, claro) lo que queda no es amargor como podría pensarse que quedaría visto el resto de la película, sino todo lo contrario, no diré que con una sonrisa en la cara, pero sí con cierto aire de positivismo y de mirada al futuro, al crecimiento.






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