6 de octubre de 2020

Zinemaldia 2020 - Entrevista a Antonio Méndez Esparza y Pedro Hernández Santos (director y productor de 'Courtroom 3H')

"Creo en el cine como una manera de descubrir" (Antonio Méndez Esparza)


Antonio Méndez Esparza es un director al que hay que seguir la pista muy bien. Las películas que está haciendo no están nada mal, y tienen un punto social que las hace muy interesantes, sin caer en lo cansino o en temas fáciles para denunciar o emocionar. Ni mucho menos. En 2017 ya estuvo en el Zinemaldia compitiendo por la Concha de Oro con La vida y nada más, que no logró el premio gordo, pero sí el premio FIPRESCI. En esta edición número 68 del Festival ha presentado Courtroom 3H, un estupendo documental, diferente a los estándares generales de documentales (si es que eso existe), donde vemos lo que sucede dentro de la sala de Corte 3H del juzgado de Tallahasee, Florida. Ahí un juez trabaja para decidir qué ocurre con las custodias de niños maltratados o abandonados, con sus familias, de acogida o naturales.

Aproveché su visita al Zinemaldi para hacerle unas pocas preguntas a su paso por la rueda de prensa de la película, confirmando lo que ya se pudo comprobar hace tres años: que además de tener una visión diferente de las cosas de la vida, es también un tío requetemajo. Ojalá podamos seguir viendo más películas suyas próximamente, con ese estilo suyo. En el artículo sobre las películas de Sección Oficial puedes ver unos breves comentarios e impresiones mías sobre su película.

Al igual que en sus anteriores trabajos, le acompaña en la producción Pedro Hernández Santos, otro que también es muy majo y muy profesional, también con muy buena visión para este tipo de películas o proyectos.

JRR: Enhorabuena por la película. ¿Conocíais previamente a hacer la película el proceso de vistas orales y juicios que vemos? ¿En qué momento, al conocerlo, pensasteis que ahí podía haber algo para poder hacer una película?

Antonio Méndez Esparza (AME): (Le pregunta a Pedro Hernández Santos) ¿Cómo te metiste tú en la película, Pedro?

Pedro Hernández Santos (PHS): La verdad es que esta película surge de la oportunidad de rodar en el juzgado, y esa oportunidad la consigue Antonio, a raíz del rodaje de La vida y nada más. Ahí llegó a una relación estrecha con el juez de la película, que preside la sala. De alguna manera él fue quien dio pie a que esta película exista, y nosotros no quisimos desaprovechar la oportunidad. Era una película super abierta, no sabíamos lo que Antonio iba a conseguir filmar... Es verdad que Antonio es un director concienzudo, había estado ya en muchos casos y quizá tenía una idea de por dónde podía ir la película. Esta es sólo una de las películas de Courtroom 3H que se han hecho, podría haber muchas más, que nunca saldrán.

AME: Para mí esta película es una respuesta, o mejor que una respuesta, una continuación de La vida y nada más, película con la que estuvimos en el Festival hace tres años. De alguna manera, aquella película, aunque quizá no en el momento, pero sí con el paso del tiempo, pensé que el sistema judicial en aquella película era un plot device, que es lo que en castellano podría llamarse un "truco narrativo". No había sido tan honesto con la Corte, lo intenté más con otras cuestiones, pero tampoco fue así. Eso sí, también pensaba que la película había limitado un poco el retrato de la familia desestructurada americana. Tenía esos dos grandes temas, pero también tenía otro anterior que es que siempre he hecho cine de ficción que intenta no ser de ficción. A Pedro siempre le pido más tiempo, siempre quiero filmar más, tener menos guion, quiero más personajes... Y al final siempre llegamos a un acuerdo. En este caso, esas dos cosas llevaron a intentar hacer este documental que queríamos haber hecho hace tiempo, pero no pudimos. Eso me dio tiempo y distancia para ir pensando en la película que podíamos o queríamos hacer. Todo eso fue abriéndonos puertas. Quizá peco de incauto con todo esto, incluso alguien me decía que somos un poco suicidas haciendo algo así...

PHS: No, un poco no...

AME: (Risas) Aunque Pedro dice que soy concienzudo, no hacemos las películas tan preparados. Las hacemos con una intuición, y sí que es verdad que la propia película nos va a abrir el camino, y nos lo va a mostrar. Claro que fui a la Corte y claro que tenía un pensamiento de lo que podía pasar, pero también tenía la duda de lo que pasaría, de los casos que vendrían... Creo en el cine como una manera de descubrir. No creo en el cine como una manera mía de contar algo que me sé muy bien. Lo que quiero, más bien, es descubrir. Así me he enfrentado siempre al cine. De forma un poco inconsciente.

JRR: Tengo mucha curiosidad por la figura del juez que se ve en la película. Sobre la persona. Se le ve que no para de trabajar, pero ¿cómo es fuera de los juicios y del rodaje? ¿qué relación tuvisteis con él?

AME: En Estados Unidos hay una corriente de funcionarios que cree en la transparencia, o en este caso concreto, en la Primera Enmienda de la Constitución, que es la libertad de prensa. Por tanto si estás en una sala (pública), lo que allí suceda debe ser público. Así que no hay mucha cuestión entre esto y lo que es el propio juez. Sí que es verdad que luego él era extremadamente cándido y tiene cierta generosidad de espíritu. A ver, en un momento dado yo me planteé que la película no tenía que ser un anuncio sobre el juez. Quería que el juez se enfadase, o cosas así. Pero bueno, luego es verdad que en un momento dado se toma la decisión de liberar el material grabado para poder tener esta película en el Festival, así que en ese sentido le estamos muy agradecidos. Yo creo que él es consciente de la dificultad de su trabajo, de cómo las decisiones que toma no son siempre claras. Por ejemplo, hay un momento en la segunda parte de la película donde dice "en realidad yo no sé, no voy a conocer nunca a esta familia, pero esta es la decisión que tengo que tomar hoy". A veces pienso en eso que dicen de que el futuro en la Justicia son los robots. Pues no sé si es eso. Hay una Justicia más subjetiva. Yo hoy eso es lo que creo, que tiene que ser subjetiva, y eso se demuestra en la película: que una persona se puede equivocar... Y otras veces acertar.

JRR: ¿Cómo reaccionaba la gente cuando sabían que les ibais a grabar? ¿Ponían trabas? De las trescientas vistas en las que estuvisteis supongo que habría gente que no querría aparecer...

AME: Claro. El primer día de rodaje todo el mundo se oponía a que filmáramos. Pero nos acogimos a la Primera Enmienda, la libertad de expresión, la libertad de prensa. Y como se trata de un espacio público, es lo que nos protegió. De hecho el juez apoyó esa moción, así que con eso no tuvimos problemas. Luego sí hemos tenido que pedir al juez que liberara el material, y a partir de ahí ha habido una serie de restricciones: cambiar los nombres, borrar el rostro de los menores, o que no haya cosas que puedan identificar a las familias. En la parte de los juicios sí tuvimos una dificultad algo mayor con todo esto, pero alegamos que era algo de interés general, con lo que pudo abrirse ya esta segunda parte de la película. Me parece curioso algo que está escrito en la sentencia y es que la falta de transparencia no siempre protege al individuo. Más bien al revés: protege al Estado., y lo protege de cometer cosas que en algún caso pueden ser injustas. Es por esto por lo que ha primado más el interés de la transparencia que otras cuestiones más privadas. En este sentido el trabajo de la Corte ha sido ejemplar con la fe que tiene en lo importante que es la transparencia.

PHS: Cuando escuchas a Antonio hablar, siempre parece que todo esto es fruto del azar, como que ha salido solo... Pero él tiene un trabajo detrás impresionante, como por ejemplo para convencer al propio juzgado y al juez para poder rodar. Desde el principio, en la primera parte, como ya ha comentado, no tuvimos problema para rodar por acogernos a la Primera Enmienda y la libertad de prensa. Pero la segunda parte era directa y rotundamente un "no se puede rodar". Es aquí cuando desde la productora nos arriesgamos a rodar y luego ya veríamos qué hacer. Nosotros íbamos trabajando en paralelo a la legalidad del documental. De hecho nos podíamos haber pegado un bofetón tremendo con esto. Todo ello es muy meritorio por parte de Antonio, y por parte de lo que ha acabado contando, ya que al final, qué curioso, hubo una audiencia para juzgar si este documental era de interés general, si se podía exhibir. Al final se dictaminó que sí. Con unas limitaciones que no habíamos previsto y que Antonio pensaba que quizá ahogarían un poco el documental, pero que creemos que ha acabado ayudando al producto final. En resumen: Antonio tiene un mérito tremendo. Así que si este documental ha gustado, que es lo que nosotros queríamos, habiendo tenido el privilegio de poder entrar allí a rodar, pues creemos que el objetivo lo tenemos super cumplido.

JRR: ¿Hay momentos que en la película han sido fruto de la más pura casualidad, y que habéis pensado que de tan bonito o fenomenal que ha quedado, debía estar en el montaje sí o sí?

AME: Todo en esta película es fruto de la casualidad, de estar ahí. No hay una cosa que no sea casual, nosotros sólo éramos testigos. Hemos intentado recoger lo que hemos podido.

JRR: La película se rodó en dos meses, ¿cuántas horas de filmación hay? Y a la hora de montar todo, ¿dio muchos quebraderos de cabeza o en general lo teníais todo bastante claro?

AME: Sí, sí, lo teníamos superclaro y... (risas). No, no, era todo un poco desastre. Teníamos ciento ochenta horas de material rodado con dos cámaras, así que unas noventa horas por cámara. El tema es que las audiencias eran cortas, pero los juicios eran bastante largos. El proceso fue muy complicado porque no encontrábamos el tono. No fue fácil. A veces queríamos hacer un retrato aún más observacional, a veces nos perdíamos en explicar procesos judiciales, a veces queríamos presentar personajes... fue muy confuso. El montador y yo trabajábamos juntos y a veces mandábamos una versión del montaje y no se entendía, cuando nosotros pensábamos que sí. No ha sido fácil, pero poco a poco íbamos encontrando pequeñas comunidades que sí tenían cierto sentido y con eso lo fuimos construyendo. Es la película en la que más tiempo hemos empleado para montar. Es la que más quebraderos de cabeza nos ha dado en este aspecto, porque en algún otro caso hemos metido tiempo, pero teníamos una estructura clara, era más de ir sacando cosas del montaje que debías aceptar que las ibas a perder... Pero en este caso había muchos momentos que nos encantaban y que teníamos que ir perdiendo. Cada vez que esto pasaba, queríamos matar a alguien, así que sí, ha sido difícil, pero es verdad que hemos podido ir depurando todo. Es que claro, la idea era "vamos a estar dos meses aquí, y a ver qué pasa". Con mucha fe, pero sin una historia, no era la historia de tal familia, o la historia del juez... No, era la historia de la Corte, y eso es algo muy amplio, así que con el material que tenemos se pueden sacar muchas películas. ¿Y cuál era la película que nosotros queríamos contar? En eso es fácil perderte, que si una, que si otra, o quizá aquella otra... Pero bueno, creo que al final hemos podido encontrarle el punto, ¿no?

PHS: Estamos en San Sebastián. Eso es una señal.

(Risas)



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