20 de febrero de 2020

10 razones para NO volver a ver los Oscar

Un año más ha tocado pasar la noche en vela para ver eso que llaman los premios más importantes del Cine. Un año más se puede maldecir sobre haber trasnochado para ver una cantidad de cosas que no tienen demasiado sentido y una serie de premios concretos que tampoco lo tienen (me refiero a quiénes han sido sus receptores). Sí, ha sido una gala de premios histórica, pero muchas de las cosas vistas no han sido nada del otro mundo y además carecían de interés o gracia. Por algo será que cada año pierden audiencia, y este año no iba a ser menos... 

Vamos con una lista de diez temas que han hecho que se me quiten las ganas de volver a ver la gala de los Oscar el próximo año:


1.- Gala sin presentador. Esto se repite por segundo año consecutivo. Nadie en Estados Unidos parece tener valor para sacar adelante la noche dando la cara, por lo que pueda pasar, o por lo que pueda haber pasado (en sus cuentas de Twitter de hace años). Lo curioso es que aparece en el escenario gente como Steve Martin y Chris Rock y hacen las veces de presentadores durante unos cuantos minutos. ¿En qué quedamos? ¿Hay presentador o no? A ver si se aclaran...

2.- Brad Pitt no es gracioso. Este fantástico actor lleva toda la temporada de premios recibiendo galardones y elogios por su papel en Érase una vez... en Hollywood. Cada vez que ha subido a un escenario, iniciaba su discurso con un estupendo y divertido chiste (que ha revelado que se los escribía nada menos que David Fincher). Pues va el tío y ahora no lo hace. Menuda decepción. Sabiendo que tenía a todo el mundo pendiente, va y se pone serio. En vez de resultar jocoso, menciona la política... Pues muy mal eh, muy mal.

3.- James Corden y Rebel Wilson. La actriz y el presentador (y también actor), que aparecen en el fiasco en todos los sentidos que ha resultado ser Cats, salieron disfrazados de gatos al estilo de la película. Algunos de sus chistes sobre la peli y sobre los efectos especiales (premio que salieron a entregar) han causado polémica en el gremio... Pero el problema no es ese, el problema es la falta de gracia de estos dos y de sus chistes, o entreteniéndose más de lo normal con el micrófono y haciendo gestos de gatos... Los organizadores de la gala fueron a lo fácil, incluyendo esta aparición para hacer gracia, y les ha salido mal la cosa. A Rebel Wilson, la verdad es que no entiendo qué se le ve, como cómica personalmente no le veo demasiado la gracia. Para mujer gata, la única y verdadera será siempre Michelle Pffeiffer (en Batman vuelve)


4.- Klaus. La película de Sergio Pablos es una de las mejores películas de animación que se han hecho en los últimos años. Ya tiene suficiente premio con haber llegado a los Oscar, pero era realmente quien merecía la estatuilla, y no Pixar con Toy Story 4, que es la que la logró. Es cierto que esta cuarta entrega de los famosos juguetes no está nada mal, pero lo de Klaus es de mucho más nivel. Estamos ya acostumbrados a lo que hace Pixar, tanto que parece que hay que premiarles por defecto... En este caso, "luchando" contra Klaus, que además estaba arrasando en los premios de animación que se han ido dando las anteriores semanas... Y llegan los Oscar, y no lo consigue. La película es preciosa y consigue emocionar, el cariño con el que está hecha pocas veces se llega a notar tanto. Y no ha podido ser.

5.- Censura. Esto no debería sorprendernos. Los americanos van sobre seguro y siempre quieren tener el control de todo lo que tienen entre manos. Se invitó a Eminem a cantar una de sus mejores y más recordadas canciones, Lose yourself (con la que ganó el Oscar en 2003, pero que no fue a recoger), pero claro, las palabras malsonantes no se escuchaban... Entonces ¿qué sentido tiene que programen esa canción? Podían poner otra más blanca y que suene requetebien a los oídos de la audiencia más recatadita, y todos contentos. En no pocos momentos esa censura hacía pensar que el sonido en el teatro de los Oscar era muy malo, pero qué va, simplemente era que no se escuchaba lo que no se quería que se escuchara.

6.- Timothée Chalamet. La ropa con la que apareció el joven actor a la gala fue motivo de bastante cachondeo. No es para menos... la verdad es que no se sabe si llevaba un mono de trabajo, o si iba a montarse en una nave espacial de la NASA, o qué exactamente. No es un actor precisamente santo de mi devoción (no lo considero malo del todo, es sólo que no termina de encandilarme, su mejor papel ha sido en Call me by your name). Sin duda llamó la atención.


7.- Discursos. Esto es lo de siempre. Los discursos largos, eternos, infinitos. Ya deberíamos estar acostumbrados, pero no, la mayoría de las veces suelen ser una brasa interminable. Este año se ha llevado la palma Renée Zellweger, ganadora del Oscar a la mejor actriz por hacer de Judy Garland en la normalita Judy (no hubo sorpresa, como era de esperar), que felicitó absolutamente a todo el mundo. Difícil saber si se dejó a alguien, aunque lo peor es que realmente, aparte de esos agradecimientos, no dijo nada destacable. No sé cuánto tiempo estuvo hablando, pero se hizo todo demasiado largo.

8.- El irlandés de vacío. La que considero una de las mejores películas de 2019 y quizá también de la década, la última de Martin Scorsese, obtuvo cero Oscars. Vale, era algo de esperar, una muerte anunciada, pero a todas luces creo que es injusto. Qué le vamos a hacer. El propio Scorsese, cada vez que le enfocaban con la cámara, tenía cara de saber el resultado de la noche para su película. Una auténtica pena ya que esta película merecía más reconocimientos y menos comentarios sobre el rejuvenecimiento digital (que lo que es a mí, no me ha molestado en absoluto las veces que he visto la película). Los admiradores de la película podemos contentarnos con que en realidad no ha sido la perdedora de la noche, pues ya se sabía que no obtendría nada, sino que la perdedora moral fue otra, concretamente 1917, la maravillosa película de Sam Mendes, que era la gran favorita y al final sólo obtuvo tres...

9.- Standing ovations. El público de los Oscar venga a levantarse una y otra vez para aplaudir tal o cual premio, o simples discursos o incluso canciones. Pierde toda la gracia y se desprestigia un poco el hecho de que levantándose del asiento se homenajea con mayor énfasis a quien corresponda. Ya puestos, que el próximo año no haya butacas y lo vean todos en pie. Así las ovaciones serán totalmente continuas.

10.- Cortando discurso a la gran ganadora de a noche. La surcoreana Parásitos, de Bong Joon-Ho, triunfó. Y como suele ser habitual con el último y más importante premio de la noche, toda aquella persona relacionada con la película que se encuentre en el teatro sube al escenario a agradecer el premio y a disfrutar el momento. A los americanos, el hecho de que los ganadores no fueran compatriotas, igual les hizo pensar que no tendría demasiado interés lo que fueran a decir, con lo que tras unas palabras con el primer agradecimiento, les apagaron la luz y el micrófono, enfocaron e iluminaron a Jane Fonda (la encargada de darles el premio y cerrar la ceremonia)... y aquí paz y después gloria. Afortunadamente un hecho inédito sucedió y este momento cambió (este momento lo comentaré en mi artículo sobre las razones para sí ver la gala el año que viene, pues fue realmente un momento muy curioso y gracioso).


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