Elisa K. (Judith Colell y Jordi Cadena)
Grata sorpresa y arriesgada propuesta narrativa la presentada por Judith Colell y Jordi Cadena en la Sección Oficial a competición: Elisa Kiseljak (Elisa K.) sufre un abuso por parte de un amigo de su padre cuando apenas tiene once años. A partir de ahí Elisa cambia su forma de ser sin que las personas que la rodean puedan comprender exactamente el porqué.
Elisa K. no es una película fácil, pero la audacia de su plateamiento hace que el espectador se interese, que sienta curiosidad por seguir la historia de Elisa y su familia. Tiene dos partes bien diferenciadas: La primera es un largo flashback en blanco y negro y con una potente voz en off casi permanente, alternándola con pequeños diálogos entre los personajes. La segunda parte, en cambio, muestra a una Elisa ya veinteañera (pasados casi quince años desde el abuso) y su reacción al recordar aquel terrible suceso de su infancia.
¿Qué nos plantea la película? En principio, siempre está abierta a la opinión y a la mirada del espectador (el plano final es especialmente significativo en este sentido), pero básicamente es una reflexión acerca de cómo puede reaccionar una persona cuando recuerda un suceso muy dramático de su pasado, y eso en caso de que lo recuerde ya que hay personas que nunca lo hacen, y otras que tardan muchos, muchos años en hacerlo.
La dirección de Colell y Cadena es muy sencilla, con lo cual en este sentido no destaca especialmente. Es la historia en sí (basada en el cuento de Lolita Bosch del mismo título) la que sustenta el peso del filme y, por supuesto, la actuación de Aina Clotet (Elisa), que llama mucho la atención (especialmente en quince minutos concretos de la segunda parte, que no desvelaré por no detallar más cosas) y que bajo mi punto de vista tiene bastantes posibilidades, de momento, de ganar la Concha de Oro a la mejor actriz.
Un 7.
Elisa K. no es una película fácil, pero la audacia de su plateamiento hace que el espectador se interese, que sienta curiosidad por seguir la historia de Elisa y su familia. Tiene dos partes bien diferenciadas: La primera es un largo flashback en blanco y negro y con una potente voz en off casi permanente, alternándola con pequeños diálogos entre los personajes. La segunda parte, en cambio, muestra a una Elisa ya veinteañera (pasados casi quince años desde el abuso) y su reacción al recordar aquel terrible suceso de su infancia.
¿Qué nos plantea la película? En principio, siempre está abierta a la opinión y a la mirada del espectador (el plano final es especialmente significativo en este sentido), pero básicamente es una reflexión acerca de cómo puede reaccionar una persona cuando recuerda un suceso muy dramático de su pasado, y eso en caso de que lo recuerde ya que hay personas que nunca lo hacen, y otras que tardan muchos, muchos años en hacerlo.
La dirección de Colell y Cadena es muy sencilla, con lo cual en este sentido no destaca especialmente. Es la historia en sí (basada en el cuento de Lolita Bosch del mismo título) la que sustenta el peso del filme y, por supuesto, la actuación de Aina Clotet (Elisa), que llama mucho la atención (especialmente en quince minutos concretos de la segunda parte, que no desvelaré por no detallar más cosas) y que bajo mi punto de vista tiene bastantes posibilidades, de momento, de ganar la Concha de Oro a la mejor actriz.
Un 7.
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