26 de septiembre de 2013

Zinemaldia 2013: Devil's knot (Condenados)

Devil’s knot (Condenados) de Atom Egoyan 
[Sección Oficial]


La sombra de una duda...

Atom Egoyan es un director de sobra conocido en el mundo cinéfilo, ya que ha dirigido obras tan conocidas como Exótica (su película más recordada), El viaje de Felicia, El dulce porvenir o Chloe. Fue con esta última con la que compitió en 2009 en el Zinemaldia (inaugurando además el certamen y siendo el resultado final bastante más bajo de lo esperado siendo de un director como Egoyan). Ahora el director canadiense vuelve a la Sección Oficial con una nueva propuesta, abordando un tema muy sórdido del que cada poco tiempo, lamentablemente en la sociedad tan bruta en la que vivimos, salen temas del mismo calado: Devil’s knot (en España titulada Condenados, aunque el título literal es El nudo –en los zapatos- del diablo).

Protagonizada por Reese Witherspoon y Colin Firth (por partida doble en el Festival, ya que también está en la Sección Oficial con The railway man, de Jonathan Teplitzky), la historia está basada en los hechos reales que ocurrieron en Arkansas (Estados Unidos) en 1993 y 1994, donde tres jóvenes fueron juzgados (y condenados) por el asesinato de tres niños. La película narra la investigación realizada y el juicio posterior a los acusados. Reese Witherspoon es la madre de uno de los niños asesinados y Colin Firth un investigador que ni cree ni deja de creer en la inocencia o culpabilidad de los acusados, él lo único que quiere es una justicia real, tratando de evitar que condenen a muerte a estos chavales.

 
Si bien lo que la película intenta es narrar qué pasó exactamente con aquella atrocidad, otro tema realmente importante del film es el debate sobre la pena de muerte y el bíblico ojo por ojo. Egoyan quiere hacer ver, al menos esa es la impresión para un servidor, que en este sentido no hay ni buenos, ni malos, solamente las ganas de venganza de quienes se sienten dolidos por la pérdida y una caza de brujas que, aunque lo que sucedió en Salem quede tan lejano en el tiempo, es evidente que hoy en día sigue existiendo en según qué temas. La presunción de inocencia nunca ha existido, ni existirá.

Atom Egoyan se sintió atraído por esta historia (y no por cualquier otra, habiendo tantos casos similares de niños presuntamente asesinados) debido al gran misterio que la rodea, ya que nunca quedó demostrado que los condenados fueran los autores de los asesinatos. Todo ello, unido a unos comportamientos extraños de la policía o de ciertas personas en la investigación, hace que la duda sobrevuele, que empiecen a aparecer preguntas y porqués… lo malo es que parece que nunca podrán resolverse. Este es el gran hallazgo de la película: las dudas que se muestran sobre qué pasó exactamente.


En cuanto a la dirección de Egoyan, hay que decir que es un tanto convencional, y aquí es donde está el gran punto en contra de la película. El inicio es fantástico, con la cámara adentrándose en un misterioso bosque que pone los pelos de punta (bosque con ciénagas, que será donde aparecerán los cadáveres) y una forma de contar la desaparición de los niños que no le anda a la zaga. Pero después de todo ello, como digo, ya termina volviéndose convencional. El aire misterioso desaparece, y todo empieza a centrarse sobre la investigación pero especialmente sobre el juicio. La película se convierte en un drama judicial. Aunque esto no es malo, porque la película entretiene y engancha (ojo, pero sin apasionar), y aunque mucha gente la ha tildado peyorativamente de telefilme (etiqueta que a veces nos gusta mucho utilizar), eso tampoco quiere decir que sea mala, pues realmente hay telefilmes que son bastante buenos…

Esta no es “la película del Festival”, las cosas como son, pero al menos no aburre, y eso, estando en un Festival de cine y durando dos horas como dura esta, es algo importantísimo.

Lo mejor: Las dudas que se dejan ver sobre algunos personajes y su implicación (o no) en la trama. El inicio. Algún momento sobrecogedor (esto no abunda en la película).

Lo peor: La historia no está contada con la suficiente garra como para que sea una película recordable. La dirección anodina de Atom Egoyan, que tuvo tiempos mucho mejores.


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