17 de septiembre de 2019

Zinemaldia 2019 - Premios Donostia


Un año más, el Zinemaldia otorga tres Premios Donostia. Un año más, los tres son magníficos. Y un año más, el Festival continúa, podría decirse, con la tónica iniciada hace un par de años respecto a este premio concreto: Uno de ellos se le entrega a una personalidad del cine altamente respetada, y quizá no tan conocida para las masas de fans (en los dos años anteriores fue el caso de Agnès Varda y de Hirokazu Koreeda); otro de los premios va a las manos de alguien muy consagrado desde hace muchos años en el mundo de la interpretación (como Judi Dench en 2018); y por último el tercero de los premios, ya para alguien muy reconocible por la gente (lo cual no quiere decir, por supuesto, que sea alguien que no merezca elogios por sus interpretaciones, al contrario ya que si no, no tendría sentido darle un premio como este).

Con todo esto, cada uno de los Premios Donosti de 2019 son nada más y nada menos para el director Costa-Gavras, el actor Donald Sutherland, y la actriz Penélope Cruz.

COSTA-GAVRAS


Un director indiscutiblemente comprometido. Lleno de denuncia social en cada una de sus películas, antes de su primer largometraje en 1968 (Los raíles del crimen) trabajó, ayudando en labores de dirección, con gente del nivel de Jacques Demy y Max Ophüls, entre muchos otros. A partir de ahí, sus películas empiezan a ganar premios en diferentes festivales y a ser alguien muy respetado, y sobre todo incómodo, con títulos como las inolvidables Z o Missing, pero también La caja de música, El sendero de la traición, Amén o El capital... O muchas otras que siempre han intentado levantar ampollas a quien corresponda y generar debate en el espectador respecto a los temas que tratan.

Con la película mencionada El capital, visitó en 2012 el Zinemaldia y es a esa visita a la que corresponde la foto que aquí he incluido, mientras firmaba mi cuaderno de autógrafos. En esta edición viene con su nueva película, Adults in the room (Comportarse como adultos), basada en las memorias del ex ministro de economía griego Yanis Varoufakis y que a buen seguro será una de las que más que hablar dará este año. 

DONALD SUTHERLAND


Uno de esos actores que es imposible no admirar. Personalmente lo hago desde muy pequeño, desde que le veía en películas como la terrorífica La invasión de los ultracuerpos, la divertida M.A.S.H. o la bélica Los doce del patíbulo, película con la que se dio a conocer excepcionalmente. 

Desde aquellos años de ese nuevo cine que llegaba a Hollywood y en el que ya era más que notable un cambio de mentalidad cinematográfica y social, Sutherland no ha parado de trabajar, con directores de todo tipo, en películas muy diferentes y de cualquier género, abarcando el terror, la comedia, los dramas, la denuncia social e incluso la ciencia ficción y la fantasía (casi con toda seguridad, su papel en las películas de Los juegos del hambre será por lo que la gente joven lo reconozca y por lo que intentarán reclamar su atención). Se trata de uno de esos actores que nunca han sido premiados por la Academia de Hollywood por alguno de sus trabajos, de tal forma que en 2017 tuvieron que arreglar eso otorgándole un Oscar honorífico... Ojalá siga ofreciéndonos grandes papeles que le hagan merecedor de más nominaciones al Oscar y que incluso lo gane, a pesar de estar ya realmente mayor.

En el Zinemaldia presentará la película The burnt orange heresy (Una obra maestra), dirigida por Giuseppe Capotondi y que fue presentada en el pasado Festival de Venecia, que parece ser un thriller lleno de intriga, robos y traiciones... así que el suspense está servido.

PENÉLOPE CRUZ


"La actriz española más internacional". Vale, sí, es un tópico como una casa, pero es que es verdad. Es además una cara muy reconocible a nivel internacional, más allá de las fronteras españolas, rostro protagonista de grandes campañas publicitarias para firmas muy importantes de moda o de perfumes, pero lo que de verdad nos interesa es lo que aquí nos ocupa: es una actriz fabulosa. De eso no debería haber género de dudas (porque hay quien sigue poniéndole pegas a cada una de sus interpretaciones, sean del tipo que sean).

Como bien dice siempre José Luis Rebordinos cuando se habla de ella, Cruz ha recibido el César Honorífico  de Francia, y eso es algo que no le dan a cualquiera. Y además tiene un Oscar por una interpretación que, aunque personalmente creo que a veces raya lo desesperante (por demasiado histriónica), resulta memorable: la de Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen. A pesar de todo el glamour que posee a estas alturas, la sensación que tengo siempre que la he visto es que es una persona muy sencilla, que disfruta mucho con su trabajo, desde sus inicios en el cine con Bigas Luna (Jamón, jamón), hasta sus magníficos trabajos con Almodóvar (Volver, Dolor y gloria...), pasando por sus películas en Italia (eso sí, mejor no acordarme de la nefasta Volver a nacer), o por supuesto en Estados Unidos (con películas protagonizadas junto a Halle Berry, Tom Cruise, Matthew McConaughey, y muchos otros rostros conocidos del celuloide hollywoodiense).

Penélope Cruz vuelve a Donosti y al Zinemaldia tras varias visitas a lo largo de su carrera, para recoger un premio que, la verdad, estaban tardando en darle. Es  muy merecido y además, hay que decir que está encantada este año no sólo por recibir el Premio Donostia, sino también por ser el rostro que ilumina el cartel oficial del Zinemaldia. Además, presenta la película Wasp network (La red avispa), una película de espionaje dirigida por el francés Olivier Assayas.

Como anécdota personal, un pequeño comentario: Como ya he dicho, Cruz ya ha visitado el Festival en varias ocasiones, y ya he conseguido su autógrafo esas veces, pero lo que no he logrado es una foto en condiciones con ella. La primera vez que lo intenté (en 1999, si no recuerdo mal, cuando presetnaba Volavérunt de Bigas Luna), aún no había cámaras digitales como ahora, y resulta que al pulsar el botón para obtener la instantánea, no me di cuenta de que ya no me quedaba carrete, cosa que hice un rato después de que ella se hubiera marchado. La segunda ocasión que he tenido oportunidad de obtener una foto a su lado fue en 2017 (su visita fue con Loving Pablo, de Fernando León de Aranoa), pero de lo que no me di cuenta esta vez fue de que tenía el zoom de la cámara prácticamente a tope, así que al ser una foto de tipo selfie, el resultado fue un primer planazo de su ojo izquierdo. Muy bonito, sí, pero sólo su ojo. A ver si hay suerte en esta ocasión.

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