27 de septiembre de 2013

Zinemaldia 2013: La herida

La herida, de Fernando Franco
[Sección Oficial]


Trastorno límite de personalidad: trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico y relaciones interpersonales caóticas.

La (chica) herida

Esa es la definición que uno puede encontrar fácilmente en internet acerca de la forma de comportarse que tiene la protagonista de la película La herida, de Fernando Franco. Ella es Ana, una joven cuya vida no es precisamente una alegría continua, más bien todo lo contrario: empezando por su madre, que no le presta nada de atención en ningún aspecto, pasando por su trabajo y, por supuesto, en lo que respecta a las relaciones con el resto de personas, incluida su ex pareja.


La película nos guía continuamente por la vida de esta chica, sin dejarla un momento sola (mi lectura personal es que esto es una declaración de intenciones del director, al hacer ver que a las personas que sufren este trastorno no hay que dejarlas de lado en ningún momento, procurando estar siempre encima de ellas... aunque el director asegura que esa no es su visión, que él ha querido acercarse simplemente al tipo de cine que realiza gente como los hermanos Dardenne). La cámara todo el rato va con ella, por delante, de lado, de perfil… mientras que todo lo que rodea a la protagonista queda difuminado, como en un muy segundo plano, ya sea de forma evidente (los paisajes o las zonas por las que se mueve) o en forma de guión, como sucede con el resto de personajes de la historia y su relación con Ana.

El trabajo de la actriz Marian Álvarez es fantástico. Está lleno de matices, de sutilezas… es increíble ver cómo en unos pocos segundos y sin apenas variar la expresión de su cara, ya se sabe que el humor le ha cambiado radicalmente, para que poco tiempo después cambie una vez más y el espectador contemple y acompañe a este personaje en esa montaña rusa que son sus sentimientos o sus reacciones. El resto de actores, entre los que se encuentran Rosana Pastor (la madre), Manolo Solo (compañero de trabajo) o Andrés Gertrudix (ex novio), la verdad es que quedan un tanto eclipsados por la joven actriz protagonista.

 
Destacaría un par de momentos (ojo, que pueden ser spoilers): El primero, aquel en el que Ana y su madre se abrazan. Por fin se ve un contacto cariñoso entre ellas, pero el espectador nota que hay frialdad, y es que la distancia tan grande que hay entre ellas, no puede acortarse tan rápidamente. Y el otro momento es ya al final de la película, resultando ser uno que se lleva esperando desde el principio de la película: el encuentro de Ana con su ex novio. Me atrevo a decir que en esa escena hay mucho suspense, ya que no se sabe cómo terminará reaccionando Ana… y tampoco su ex pareja, ya que las referencias a él que ha habido durante la película han sido mínimas y no son sobre cómo es.


Lo mejor: Marian Álvarez, sin ninguna duda. Ideas de dirección, como la ya comentada de estar todo el rato encima del personaje.

Lo peor: La falta de una historia concreta en la película. Solamente se ve la vida de la chica, y nada más.





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