29 de enero de 2012

'Fear X' y Nicolas Winding Refn

- Yo ya no vivo (Harry Caine/John Turturro)


Poster de Fear X [Clic para ampliar]

¿Se le puede tener miedo a saber toda la verdad sobre un hecho traumático? ¿Se puede tener miedo a ir más allá? ¿Se puede tener miedo de uno mismo?

Fear X (2002) nos sumerge en un viaje por el infierno personal en el que se encuentra el protagonista (John Turturro) desde que su mujer murió asesinada en un parking, asesinato del que nadie sabe nada, ni quién la mató ni su motivo. Pero él, con su trauma real, vive con la intención de poder encontrar alguna pista, investigando y revisando una y otra vez las grabaciones de las cámaras de vídeo de aquel fatídico día. Está convencido de que logrará encontrar algo, un rostro, un gesto, algo sospechoso… Con ello, pronto nos daremos cuenta de que este personaje es alguien inerte, pero que no cejará en su empeño.


El director danés Nicolas Winding Refn, tan mencionado en los últimos meses gracias a Drive y eso que llaman reinvención del género negro (para el que suscribe, es una de las mejores películas de los últimos años, puedes ver mi pequeña reseña sobre esta película aquí), nos transporta de un lugar a otro por la mente de su protagonista, con su peculiar forma de contar las historias, fiel a su estilo, tan propio, tan personal. Se le podrá acusar de muchas cosas a este hombre (algunos podrán decir que sus historias pecan de lentitud, o de falta de ritmo, o de poco originales, o irregulares…) pero no hay que negar que tiene una forma única de contar todo lo que cuenta, eso sin duda es indiscutible si se echa un ojo a su filmografía.

[Pequeño paréntesis para ello]

Pusher, su primera película allá por 1995 toma sin pudor como referencia a otro director que acababa de llegar, como quien dice, a lo más alto: Quentin Tarantino. Sin ser todavía una película con estilo propio, Winding Refn ya apuntaba maneras con aquella violenta película. Poco original quizá, sí, pero muy bien llevada. Tres años pasaron para su siguiente película (Bleeder, siguiendo la estela de Pusher y con los mismos actores) y otros cuatro para la siguiente (la que nos ocupa, Fear X) llegamos a las películas que mejor definen su forma, que son las que completan la trilogía Pusher: Con las manos ensangrentadas (Pusher II) y Soy el ángel de la muerte (Pusher III), donde por fin se comprueba el camino tomado. Historias de personajes, ritmo pausado para contar el día a día de personajes al límite… Claramente, películas ideales para entender el cine del danés.

Tras el cierre de la trilogía llega su propuesta más bizarra, Bronson, con un Tom Hardy bestial (literalmente hablando). Un actor camaleónico como pocos (un diamante en bruto que puede interpretar lo que le echen, como ya se ha comprobado con otras películas suyas) y un director que parece querer saltarse todas las normas de lo correcto. Una combinación perfecta. Después llegaría, en 2009, la que para un servidor es la más floja de todas: Valhalla rising. Una historia de vikingos llevada al nivel de película de culto por algunas personas, que sigue siendo una película de Winding Refn, claro, y en ella vemos personajes al límite poco habladores y muy violentos, pero que puede terminar aburriendo al no terminar de encontrar la suficiente empatía con el espectador. Por último la ya comentada Drive, su genial incursión en el cine americano, que tan buenos resultados le ha dado al danés.


[Fin del pequeño paréntesis]

Volviendo a Fear X, toda la película es un infierno. El infierno de su protagonista. El infierno de la locura. Es por ello por lo que la gran mayoría de tonos en la película son rojos, rojos profundos donde apenas otros colores tienen cabida, salvo el blanco de la nieve y el frío del inicio, quizá una especie de purgatorio donde el protagonista tiene la opción de decidir dónde quedarse o dónde viajar.

Y por supuesto… decide descender.

Todo este asunto de las subidas y las bajadas está precisamente muy bien reflejado en la película con los ascensores y como decía, con los colores. En algún momento se puede ver también algo de verde, sí, la esperanza, que es lo último que se pierde, pero… El rojo, la pasión, la sangre, el dolor y la venganza aunque no sea buscada, siempre será algo más potente.


Protagonizada por actores internacionales de la talla de John Turturro (aunque últimamente no se le vea en grandes papeles, más bien en superproducciones hollywoodienses como Transformers y secuelas), y la bella Deborah Kara Unger (algo perdida para el gran público en los últimos años, lo cual es una pena) pero sobre todo con James Remar (próximamente se le verá en la nueva de Tarantino, Django unchained), que personalmente creo que destaca por encima del resto del reparto con un papel tremendo y una serie de matices y una forma de mirar que provocan que este actor se coma la pantalla.

Con algunos toques de película de cine negro y con planos que perfectamente podría decirse que son predecesores de otros que se verán en Drive (ayudados por una fotografía e iluminación fantástica, infernal, que por cierto en muchas ocasiones puede recordar a los ambientes creados por David Lynch), realizamos el mismo viaje que el protagonista con intensidad y drama. Toca pues, comprobar si este viaje será de ida y vuelta.


Un 8.

PD: Por si había alguna duda de que el espectador ha sido partícipe de la locura del protagonista durante la película y que incluso la ha sentido en sus propias carnes, los títulos de crédito finales hacen que dicha duda se disipe, pues son todo imágenes de cámaras de vigilancia y uno no hace sino mirar y mirar cada una de esas imágenes, intentando ver algo revelador… Curioso, ¿verdad?


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