Póster [Clic para ampliar]
Una de las mejores producciones del año. Así fue presentada la película Un prophète (Gran Premio del Jurado en el último festival de Cannes) instantes antes de su presentación en el Zinemaldi, con la presencia de su director Jacques Audiard. Qué exageración, qué pelota, pensé yo al oír eso. Dos horas y treintaycinco minutos más tarde estaba completamente de acuerdo.
Un joven de unos diecinueve años (Tahar Rahim, una gran revelación) ingresa en la cárcel para pasar en ella los próximos seis años. Allí se encuentra con gente muy amenazante a quien no le gusta que el chico vaya por libre, siempre tiene que haber un líder y deberá obedecer sus órdenes. Este es, más o menos, el inicio de la película.
La película puede parecer al principio un típico drama carcelario, con todos los tópicos que en este subgénero cinematográfico se pueden ver siempre: el capo dentro de la cárcel, sus rivales, las palizas para mantener el liderato, y alguien inocente en medio de todo el jaleo. Pues no, Un prophéte va más allá, mucho más allá. Según van pasando los minutos la película puede etiquetarse perfectamente como cine negro. ¿Por qué? Porque se ve la evolución del joven protagonista, su adaptación a la cárcel, su relación con su protector y todos los negocios que éste tiene, tanto dentro como fuera de la cárcel ya que sus gestiones abarcan más que los muros carcelarios.
Jacques Audiard compone, junto con Thomas Bidegain, un guión quizá demasiado largo pero no por ello aburrido, al mantener al espectador con la intriga de saber cómo se las arreglarán con todos los asuntos que tienen entre manos. Respecto a cómo está dirigida, es sin duda de forma perfectamente calculada. Nada de movimientos bruscos de cámara, como haría mucho director hoy en día. Cuando hay, por ejemplo, palizas o momentos duros o de violencia, la cámara se mueve lo justo, sin mareos de ningún tipo y muy realistas, lo cual se agradece y hace comprender porqué Audiard es considerado un grande en su país de origen, a pesar de tener únicamente cuatro películas más en su haber.
No sé exactamente porqué, pero en muchas ocasiones me acordé de, para mi gusto, una de las películas fallidas de la temporada pasada: Gomorra. Quizá sea por el aire realista de todas sus escenas, ya que las escenas de la película de Matteo Garrone también tenían ese aire.
Aparte de su duración, otra pega que le puedo ver al guión es que uno se puede hacer un cierto lío con los clanes o bandas de las que se hablan y con quienes tienen negocios o rivalidades los protagonistas. Pero por lo demás, es una gran película que engancha hasta el final, donde precisamente hay un plano tremendo totalmente digno de Los Soprano o nada más y nada menos que de El padrino.
Efectivamente, una de las mejores producciones del año.
Un 9.
Un joven de unos diecinueve años (Tahar Rahim, una gran revelación) ingresa en la cárcel para pasar en ella los próximos seis años. Allí se encuentra con gente muy amenazante a quien no le gusta que el chico vaya por libre, siempre tiene que haber un líder y deberá obedecer sus órdenes. Este es, más o menos, el inicio de la película.
La película puede parecer al principio un típico drama carcelario, con todos los tópicos que en este subgénero cinematográfico se pueden ver siempre: el capo dentro de la cárcel, sus rivales, las palizas para mantener el liderato, y alguien inocente en medio de todo el jaleo. Pues no, Un prophéte va más allá, mucho más allá. Según van pasando los minutos la película puede etiquetarse perfectamente como cine negro. ¿Por qué? Porque se ve la evolución del joven protagonista, su adaptación a la cárcel, su relación con su protector y todos los negocios que éste tiene, tanto dentro como fuera de la cárcel ya que sus gestiones abarcan más que los muros carcelarios.
Tahar Rahim, la revelación [Clic para ampliar]
Jacques Audiard compone, junto con Thomas Bidegain, un guión quizá demasiado largo pero no por ello aburrido, al mantener al espectador con la intriga de saber cómo se las arreglarán con todos los asuntos que tienen entre manos. Respecto a cómo está dirigida, es sin duda de forma perfectamente calculada. Nada de movimientos bruscos de cámara, como haría mucho director hoy en día. Cuando hay, por ejemplo, palizas o momentos duros o de violencia, la cámara se mueve lo justo, sin mareos de ningún tipo y muy realistas, lo cual se agradece y hace comprender porqué Audiard es considerado un grande en su país de origen, a pesar de tener únicamente cuatro películas más en su haber.
No sé exactamente porqué, pero en muchas ocasiones me acordé de, para mi gusto, una de las películas fallidas de la temporada pasada: Gomorra. Quizá sea por el aire realista de todas sus escenas, ya que las escenas de la película de Matteo Garrone también tenían ese aire.
Capo y aprendiz [Clic para ampliar]
Aparte de su duración, otra pega que le puedo ver al guión es que uno se puede hacer un cierto lío con los clanes o bandas de las que se hablan y con quienes tienen negocios o rivalidades los protagonistas. Pero por lo demás, es una gran película que engancha hasta el final, donde precisamente hay un plano tremendo totalmente digno de Los Soprano o nada más y nada menos que de El padrino.
Efectivamente, una de las mejores producciones del año.
Un 9.
Pelicula referencia en muchos niveles cinematograficos. Yo le pongo un 9.5. Para mi una obra maestra a nivel pelicula es aquella q cuanto mas la ves mas te gusta. Acaso El Padrino no la has visto 10 veces? Vengo a referirme qes un film de altas miras. Hay que verla al menos 3 veces xa poder kedarse cn todos los detalles. XQ ES UN FILM DE DETALLES. Todo es un detalle tan real..saludos
ResponderEliminarNo te quito razón, quien quiera que seas! es evidente que a mí esta película también me encantó, y me sigue encantando porque es una película potentísima, con un pulso bestial y escenas que quitan el hipo. Un saludo, persona anónima!
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