30 de enero de 2009

¡Sorpresa!

Una mañana cualquiera.
Un hombre y una mujer en la cama.
El hombre se ha despertado antes que la mujer.
La cara de él es todo un poema.
Comienza a hacer unos, digamos, arreglillos...
Una... sorpresa



Surprise! es un cortometraje dirigido por el alemán Veit Helmer en 1995 que ganó aquel año el premio del público al mejor cortometraje de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián.

Veit Helmer también ha dirigido la película Tuvalu (1999), que fue vista en el Zinemaldi donostiarra y en la X Semana de Terror entre otros festivales, una simpática y amable película poco original en cuanto al argumento pero en cambio muy original en lo visual y en el planteamiento: es una película sin diálogos. Sólo hay onomatopeyas y algunas palabrillas sueltas (que se entienden perfectamente y que incluso es divertido cómo las pronuncian).

Póster de la película

Los colores, rayando el blanco y negro, el sepia, el verde... los decorados, casi todos caóticos que quizá recuerden a las películas de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro (Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos), o incluso al Palace ideado por El Tricicle en 1995 (en el sentido de hacer una película con gags gestuales y sin diálogos) hacen de la película algo especial, junto con sus personajes, a los que se les coge cariño. Un socorrista ciego, un joven soñador que le ayuda a mantener viva la ilusión por su trabajo de siempre, una hermosa chica, el villano, los vagabundos que acuden cada noche a la piscina, la taquillera... Todos tienen algo atrayente, un encanto que te acaba atrapando.

El argumento viene a ser que el joven, el socorrista y la taquillera conviven en un edificio con piscina pública y un villano quiere cargárselo para levantar nuevos proyectos que le enriquecerán, ante el rechazo de los inquilinos y de sus asiduos visitantes (unos mendigos, una abuelilla lisiada y poco más). La aparición de una bella joven y su padre harán que el responsable de la piscina se enamore de ella perdidamente (¿es amor o es deseo?) y tras algunos escarceos y discusiones por alguna pieza vital para el funcionamiento tanto de la piscina como del sitio donde viven ella y su padre (¿un barco antiguo? las casas donde viven los personajes son otro acierto: barcos hundidos cerca de la orilla del mar), deben unirse para hundir los planes del villano, con un peinado a lo Eraserhead de David Lynch (Eraserhead, 1977)...

En fin, al final como no podía ser de otra manera en una película de intenciones amables, triunfa el amor y el viaje o travesía hacia sus sueños (el chico quiere viajar a las islas Tuvalu en la Polinesia, de ahí el título de la película) comienza a hacerse realidad, en compañía de la chica amada.

TRAILER



EXTRA [Haz clic sobre las imágenes para ampliarlas]

Otro óster de la película

El socorrista ciego

Ella y él, ¡qué bonito es el amor!

Caras de circunstancias

Ella, soñadora también

Tuvalu, ¡allá vamos!

3 comentarios:

  1. Eso pasa por pedir la noche anterior que te preparen el desayuno por la mañana. :-)

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  2. Jajaja ya te digo! con los caretos que pone el tío realmente parece que va a hacer otra cosa, verdad?
    Y la peli "Tuvalu" qué tal pinta parece que tiene? A mí me pareció en su momento me pareció muy original y vista ahora de nuevo me lo vuelve a parecer, sobre todo y como ya digo en el post, en lo visual.

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  3. Jajajajaja que risas más buenas....eso...que pasó la noche antes???
    Buscaremos Tuvalu...que hay ganitas!

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