12 de diciembre de 2019

Casi todo Kieslowski: 'Sin fin'

SIN FIN
Bez konka, 1984
En ese momento (...) que la Ley Marcial [en Polonia] fue una verdadera derrota para todos (...) perdimos la esperanza, una vez más, y la generación a la que pertenezco no volvió a levantar la cabeza, (...) intentó aparentar que todavía tenía alguna energía y esperanza pero yo nunca más creí en la esperanza de nuestra generación. (1)

Primera colaboración entre Krzysztof Kieslowski y el guionista que a partir de ahora será habitual suyo: Krzysztof Piesiewicz. Si bien a principios de los años ochenta, Kieslowski ya había ganado prestigio internacional, la Ley Marcial que se impuso en Polonia en 1981 no ayudó a que tanto él como otros artistas polacos desarrollaran su obra con total libertad (2). En el caso concreto de Kieslowski, sus películas tardaban en estrenarse y, además, cuando lo hacían recibían críticas por todos lados, desde la oposición al régimen, e incluso la Iglesia Católica.

En Sin fin, que inicialmente se iba a titular Final feliz, asistimos a la historia de Ula, una mujer que acaba de perder a su marido debido a un fallo cardíaco. Además, también vemos en paralelo el desarrollo del proceso a un joven disidente y gracias al cual nos podremos hacer una idea del contexto histórico en el que se encontraban los personajes (y la sociedad polaca en general). Y es que la Ley Marcial tenía sumido al país en un halo de tristeza y desesperanza que el guionista quiso plasmar de forma totalmente personal.
Kieslowski me propuso trabajar en un texto sobre la Ley Marcial y la atmósfera de la que participaba cada día. Así surgió la idea de Sin fin, que refleja mis experiencias más personales y más dramáticas. (3)
Si la película no se contextualiza de esta forma y en esas circunstancias sociopolíticas, es fácil que el espectador llegue a perderse en la historia, a no interesarse, al menos con esa parte de la película, pues la historia referente a Ula, aunque también dispone de ese trasfondo, es mucho más interesante en fondo y forma, dándonos cuenta de que Kieslowski vuelve a contarnos aquello de que el individuo, uno mismo, su "yo", es siempre quien tiene la última palabra sobre su propio destino (cosa que también se desarrollaba especialmente El azar).


El Régimen polaco acusaba a Kieslowski de haber hecho una película complaciente con la disidencia; éstos, lo mismo pero a la inversa; y la Iglesia, fijándose en los desnudos de la protagonista. Como se ve, Kieslowski no se casaba con nadie, tal y como siempre declaró.

La película tiene un arranque fascinante y muy potente: un cementerio lleno de velas, anocheciendo. Seguidamente, una sombra en una habitación se cierne sobre un niño durmiendo... Enseguida comprobamos que la persona a su lado es un fantasma. Es él quien nos informa de ello, diciéndonos que ha fallecido. Con este gran arranque podríamos pensar que todo lo que sigue durante el resto del metraje podría estar al nivel, pero no es así. Kieslowski no es un director fácil, a pesar de todo.

Con las luces y las sombras que relatan lo comentado sobre la Ley Marcial, vemos cómo la protagonista Ula va tomando decisiones, todas dolorosas, en su devenir diario sin su marido. Finalmente llega su última decisión, quizá la más drástica, pero también una de las más representativas en cuanto al "yo". En las acciones personales uno descubre una vez más su identidad y dignidad suprimida. Uno le da a su libertad una significancia concreta. (4). Es con esa última decisión con la que se vuelve al tono fantasmal y potente del inicio, con un réquiem sonando in crescendo, la forma en cómo ese momento está fotografiado, la fantástica puesta en escena...

Queda al gusto del espectador interpretar si se trata de un final feliz (recordemos que ese era el título original previsto por Kieslowski), o si por el contrario es una zambullida en la desesperanza.



(1) Cita del propio Kieslowski en su libro autobiográfico Kieslowski on Kieslowski, mencionado en el libro publicado por el ciclo Nosferatu La doble vida de Krzystof Kieslowski, coordinado por Joanna Bardzinska. 

(2) Entre diciembre de 1981 y julio de 1983 se impone la Ley Marcial en Polonia, declarando el Gobierno comunista un "estado de guerra" y coartando radicalmente la libertad de cualquier tipo en el país, prohibiendo el movimiento democrático llamado Solidaridad y encarcelando a sus líderes.

(3) Declaraciones del guionista Piesiewicz en una entrevista de Michel Ciment publicada en la revista Positif, nº 346 (diciembre de 1989) y referenciada en el libro del ciclo Nosferatu.

(4) La doble vida de Krzystof Kieslowski, página 102.



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