27 de noviembre de 2019

Casi todo Kieslowski: 'Claqueta' + 'La cicatriz'

Claqueta (Klaps, 1976) es un cortometraje experimental de Krzysztof Kieslowski. Se trata de cortes no incluidos en el montaje final de su película La cicatriz (Blizna, 1976), donde vemos una claqueta tras otra, continuamente. ¿Podríamos saber, pues, cuál es el argumento de la película con sólo esos cortes? La respuesta es que en algunos momentos, sí. Quién sabe si todo no es más que una broma del propio Kieslowski hacia el espectador... El caso es que como experimento, queda la mar de resultón.


La cicatriz, por su parte, es la primera película de ficción de Kieslowski. En ella vemos a Bednardz, un hombre que vuelve a Varsovia para ocupar el cargo de director en una empresa. Con este planteamimento, si bien inicialmente parece que este personaje (interpretado genialmente) pretende hacer un bien social a la gente que lo necesita, pronto veremos que ser director de una empresa puede llegar a oscurecer a una persona noble, como aparenta ser Bednardz. Se trata de un personaje del que vemos y apreciamos sus claroscuros, tanto laborales como personales (se aleja de su mujer, y aún mucho más de su hija), y es que la presión y el estrés que mantiene debido a su puesto no hacen sino agudizar esa situación.
 
Kieslowski, gracias al personaje protagonista, nos muestra una vez más la situación sociopolítica y cultural que vivía Polonia en aquellos años. Si ya en alguno de sus anteriores trabajos (especialmente en El personal) veíamos esas asambleas, esos sindicatos, esa gente de izquierdas, en esta ocasión se ve con mucha más claridad, donde aquel comunismo que ya parecía estar en decadencia y que tanto había reprimido al país, se encontraba en no pocas capas sociales. Con todo esto, a pesar de ser un largometraje de ficción, Kieslowski no se aparta nunca de ese aire documental que tanto le gustaba manejar.

Mientras que en El personal, su magnífico final daba pie al espectador a dudar sobre el destino del personaje principal (y de aquellos que de él dependían), en La cicatriz Kieslowski nos deja clara la decisión del protagonista, siendo toda una declaración de intenciones frente al terrible mundo laboral que tanto nos afecta. Un canto a la esperanza, a la vida, a la conciliación familiar.


Para acabar, me gustaría destacar la música de la película, realizada por Stanislaw Radwan, con toques experimentales, extraños (que encajarían muy bien dentro de una película de terror), no dejando claro hacia dónde van a llevar los pensamientos de Berdnardz, siendo en este caso algo perfectamente coherente con esos claroscuros ya mencionados.

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