Es verdad que los Oscar son los premios más importantes de cine del año (y del mundo), y que es muy fácil poder pasar de ellos... Deberían darnos igual todas estas cosas, lo que tiene que disfrutarse es el Cine en sí, y no ver cómo un grupo de gente se premia entre sí condescendientemente, sonriendo a cámara todo el rato y luciendo sus mejores galas. Unos premios donde nunca premiaron (sin tener en cuenta los premios honoríficos) a gente como Chaplin, Hitchcock, Cary Grant, Kubrick o Terence Fisher (entre muchos otros grandes del Cine) cuando tuvieron que ser premiados no deberían merecer nuestra atención. Y por si fuera poco, un año más han dejado claro que prefieren premiar cosas "blancas" y nada dañinas, totalmente americanas, sin ninguna profundidad en ningún aspecto, que arriesgar y jugársela. No, esas cosas no pasan en los Oscar.
Es por este tipo de cosas y por lo visto en la gala de este año por lo que me planteo volver a prestar atención a estos premios en su próxima edición, con diez razones.
Allá voy:
1.- Gala sin presentador. La gente se echó encima de Kevin Hart, el presentador elegido para 2019, y la Academia sucumbió a las presiones. No se puso a nadie nuevo y las consecuencias para el espectador, o al menos para mí, no fueron buenas: se echó en falta algo divertido o espectacular que diera inicio a la gala (más allá de las dos canciones de Queen, a las que por cierto faltó bastante fuelle).
2.- Ausencia de chistes. Relacionado con el anterior punto, pero extensible al resto de la gala. Hubo muy pocas coñas, más allá de algunas invitadas, y poco más.
3.- Corrección política. Otro punto relacionado con lo anterior. El miedo a que les llamen la atención, no sólo a la Academia sino a la cadena televisiva que emite los premios, y también a todos los invitados que por allí anden y salgan a presentar algo al escenario, hace que todo el mundo siguiera el guión al pie de la letra y no hubiera nadie saliéndose del tiesto. Demasiada corrección.
4.- In memoriam. Una de las cosas más lamentables que sucedieron en la gala: no acordarse en el vídeo de recuerdo a la gente fallecida de personas tan ilustres como Stanley Donen o Dick Miller. Con el primero podrán poner la inexplicable excusa de que su muerte había sido demasiado reciente y que no les había dado tiempo a editar el vídeo. Si dicen eso, mienten como bellacos. Pero Dick Miller falleció hace más tiempo y fue olvidado igualmente. También hubo algún caso más que no apareció en el dichoso vídeo.
5.- Reivindicaciones continuas. No sólo los discursos de agradecimiento resultaban ser muy largos y aburridos, sino que también se aprovechaba demasiado para las reivindicaciones en cuanto a presentadores de premios se refería. Está bien que se reivindique, por supuesto, es necesario, pero fueron bastante machacones con estos temas.
6.- Invitados desconocidos. Mucha gente que salió a entregar algún premio o a presentar alguna cosa (canción, vídeo de lo que fuera) resulta ser bastante desconocido para alguien que no sea de Estados Unidos. En muchos de estos casos no tienen en cuenta que la retransmisión la ve todo el mundo, literalmente. Y sacar a jóvenes guaperas a decir cuatro tonterías en el escenario hace que quienes no les conocemos perdamos interés fácilmente.
7.- Decisiones idiotas de la Academia. Esto no es propiamente de la gala, aunque sí la afectó. Los académicos decidieron en su momento que los premios al mejor montaje, a la mejor fotografía, al mejor corto de ficción y al mejor maquillaje y peluquería fueran entregados en los cortes publicitarios. Afortunadamente se armó el suficiente revuelo como para que recularan y no hicieran eso. Lo mismo sucedió con el premio a la mejor "película popular". Nadie tenía demasiado claro qué era eso pero se supone que se elegiría la mejor película entre aquellas que hubieran recaudado tropecientos mil millones de dólares.
8.- Los presentadores de Movistar. Cierto es que se puede buscar la forma de ver la gala en su versión "original", sin presentadores españoles ni nada por el estilo, pero por comodidad lingüística (básicamente) la que se suele ver es la que realiza Movistar. Pocos años suelen estar lúcidos en sus comentarios, y este año no iba a ser el primero en el que lo estuviesen... Bien es verdad que hacer una retransmisión así no tiene que ser demasiado fácil al tener que estar tan pendiente de lo que sucede en Hollywood, pero aun así no logran que uno piense al verlos que están realizando una gran labor. Este año ese equipo de presentadores lo capitaneaba María Guerra y su equipo del programa radiofónico de La Script, donde el único que aportaba por lo general comentarios sensatos era el invitado Manuel Burque.
9.- Los premios a una película que no te gusta. Este año me sucede con Green book (bueno, el año pasado que ganara La forma del agua me pareció muy bien, pero ojo, que si hubiera ganado Tres anuncios en las afueras, también habría estado genial). El caso es que Green book, como ya he comentado en mis artículos sobre apuestas y quinielas, no me gusta demasiado por su perfil blanco, poco arriesgado y con mensaje repetitivo que tiene. No tenía que haberse llevado el premio gordo. Eso tenía que haber sido para dos películas más arriesgadas y con más Cine en cada fotograma suyo: Roma, o La favorita.
10.- El final de la gala. Más brusco, imposible. Se dijo qué película fue la ganadora, subió el mogollón de gente que tenía relación con ella, dieron su discurso, y Julia Roberts, encargada de haberles dado el premio, soltó un "hasta aquí todo" o algo por estilo, casi sin oírsele, y aquí paz y después gloria. Vale, los demás años también suele ser así, pero no da esa impresión de brusquedad y queda bastante mejor...
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