Termino ya con mis comentarios sobre las películas que vi en Sitges. De esta última remesa, sólo destaco la última de todas, como podréis comprobar a continuación:
In the woods (Angelos Frantzis)
Lo que me pasó con esta película me pasó por no leer con atención la sinopsis. Es sin duda (junto con la siguiente que comentaré) la peor que vi en mis cuatro días de estancia en el festival. Recuerdo que cuando leí por primera vez su sinopsis, la descarté sin ningún miramiento. Leí "chicos en el bosque" y automáticamente pensé en un survival típico. Pero las entradas para la sesión que quería ver aquella tarde se habían agotado por completo, así que me arriesgué. Unas veces sale bien (o muy bien, como con Sound of noise) y otras, muy mal. Como en este caso. Improvisé y arriesgué mi programación para aquella tarde: volví a leer (de nuevo por encima, de nuevo ese fallo) y leí que estaba rodada con la función de vídeo de una cámara de fotos y que además era una película griega. Los griegos a veces sorprenden con cosas realmente impactantes (Canino, por ejemplo), así que quizá no era tan mala opción. Vamos allá. La película a la que asistí fue un verdadero despropósito, más propio de un festival de gays y lesbianas, que de Sitges. Dos chicos y una chica se van al bosque a vivir, o yo qué sé a qué, y nada más. Allí empiezan a (re)conocerse mutuamente. Sobre todo los dos chicos. Sobre todo cuando se ve explícitamente cómo uno de ellos se masturba hasta eyacular (repito que explícitamente) porque su compañero ha dejado de sobarle el cuerpo y le ha dejado con el calentón. Más tarde en una barquita, uno de ellos se mete en el agua tranquilamente y el otro le empieza a hacer, de nuevo explícitamente, una felación submarina. ¡Viva el Cine Fantástico y de Terror! A todo esto, la chica siente celos y si alguien piensa que quizá en algún momento ella también enseñará algo, pues se equivoca... Con lo cual yo, y creo que muchos de los que asistimos a la proyección (que la verdad sea dicha, tampoco éramos muchos), nos quedamos completamente atónitos ante lo visto al acabar la película.
14 días con Víctor (Roman Parrado)
Curiosamente esta película también la descarté a la primera cuando comencé a hacer mi primera selección de películas para ver en Sitges. Curiosamente decidí arriesgarme por las mismas razones que para la anterior: me quedé sin entradas para otra película que quería ver. Curiosamente me salió de nuevo mal la jugada: es una mierda. Cuando acabó la proyección, me dije a mí mismo "muy bien eliminada de aquella primera selección...". ¿De qué trata la película? Un artista que fue muy conocido en su momento, está en horas bajas por falta de inspiración. Se da cuenta, gracias a su representante, de que quizá haciendo algo realmente impactante, vuelva a la palestra y gane mucho dinero. Decide utilizar a un joven, Víctor, para realizar su obra maestra, una reflexión sobre la violencia, hecha con violencia. O algo así. Podría haber dado mucho juego este argumento, podría haber planteado muchas reflexiones respecto al arte, respecto al tema de hasta dónde se puede llegar para llamar la atención, pero se queda en un dramita, un telefilme horrendo sin ninguna gracia en la que no se entiende a ninguno de sus personajes, y si se entiende a alguien, es porque han mostrado algunos elementos de su vida o su razón de ser demasiado explícitamente. Quizá únicamente el actor que interpreta al artista es el único que merezca la pena, pero tampoco es para echar cohetes. Una tontería de película.
Stake land (John Mickle)
Una especie de road movie con vampiros por todos lados y fundamentalistas religiosos con ganas de violencia y venganza por doquier. Eso es esta película, de la que poco más podré decir. Me recordó a La carretera (John Hillcoat) porque dos personajes (un niño y un cazavampiros) van recorriendo kilómetros y kilómetros encontrándose con diferentes personajes que les ayudarán, que les harán la vida imposible, que les atacarán... En fin, nada del otro jueves pero como digo, el aire apocalíptico de la peli no está mal, en ese sentido sí que puede llamar la atención. En lo referente a los vampiros, personalmente me daban algo de vergüenza ajena porque muchos parecían salidos de la serie Buffy, cazavampiros. Quizá es que soy demasiado purista como con los zombies, y no me gusta que los vampiros tengan esas caras tan gatunas, tan habituales en los últimos tiempos.
Prowl (Patrick Syversen)
Resulta que esta es la primera película de una serie de ocho, llamada After Dark Originals, que serán dirigidas por nuevos maestros del terror moderno. Resulta que el director de esta peli dirigió la sosa Manhunt (titulada en España El placer de la caza), un survival tirando a ridículo que no llamaba la atención en nada salvo en la cantidad de planos que había del bosque y de sus árboles (o sea, ridículo). Respecto a Prowl, va de una chica que quiere salir de su pueblo de toda la vida a toda costa y convence a sus amigos para que la acompañen. Total que se les avería el coche y convencen a un camionero para que les lleve en la parte trasera de su vehículo (¿estamos tontos? si es que no fallan los elementos del género, no fallan...). Pronto se darán cuenta de qué transporta el camionero y lo que es peor: dónde les llevan... Los vampiros de esta película son de los cansinos, de los que no me gustan. No sólo sus caras no me gustan sino que encima no paran de soltar berridos y gritos sin parar, con lo que acabé bastante harto. La película se hace larga pero aun así la historia no está mal del todo, tiene un desenlace curioso que no deja de ser coherente con lo que se ha visto. Pero aun así, me aburrí.
Suck (Rob Stefaniuk)
Decepción con esta película... ¡Una comedia de vampiros con actuaciones estelares de grandes del rock! Prometía buenas dosis de diversión y jolgorio pero lamentablemente no fue así. Aburrida y cutre desde casi el primer momento, tampoco las canciones logran levantar el producto. La chica del grupo The winners, los cuales son unos perdedores que no se comen un rosco, es mordida por un extraño personaje, un vampiro que parece el doble del Sombrerero Loco de Tim Burton. A partir de ahí, la chica provoca éxito tras éxito en las actuaciones del grupo pero irá dejando tras de sí una extraña estela de no-muertos muy sospechosa... Iggy Pop, Alice Cooper, Moby, Henry Rollins, y más gente conocida del rock aparecen en el filme pero como digo, da igual. No dan el nivel. Incluso el gran Malcolm McDowell aparece haciendo de cazavampiros, el pobre, qué penita da, que tenga que hacer estas sandeces para ganarse el pan... Sale poco, pero es que casi da vergüenza ajena. En fin. Si se quiere ver un musical con temática fantástica, quizá el lector prefiera ver Tenacious D: The pick of Destiny (gran título en castellano: Tenacious D: dando la nota), aquella con Jack Black o por supuesto, con la mítica y cachondeante Rocky Horror Picture Show. Faltaría más.
Thirteen assassins (Takashi Miike)
Mi última película en Sitges fue todo un acierto. Tras reencontrarme con Takashi Miike gracias a Zebraman 2, había que ver qué nueva película traía con los trece asesinos. Siendo un remake de la película del mismo título de 1963 dirigida por Eiichi Kudo, sorprende el clasicismo con el que dirige Miike, acostumbrados a las bizarradas que solemos ver suyas. En Zatoichi (Takeshi Kitano), otra gran película, se veían amputaciones de miembros y mucha sangre a borbotones. Quizá esperaba ver algo similar en esta, y es que repito, siendo Miike... Pero no es así. Sin duda hay mucha sangre, claro, pero no se ve de la forma en que se veía en la citada Zatoichi. Trece asesinos son contratados en los estertores del shogunato japonés para acabar con el hermano del Shogún y todos sus secuaces porque está llegando a unos niveles de barbarie que no se pueden aguantar. Si tiene una primera parte muy relajada, en la que se presentan a los personajes y se narra la situación que se vive en aquellos tiempos, la segunda parte narra toda la impresionante batalla. Bestial. Y para mi gusto, magistralmente rodada, donde por si fuera poco se adquiere una empatía especial con cada uno de los trece samurais. Una gozada de película dentro de su género (que por cierto ni es fantástico ni es terror, pero ahí estaba, y es que una peli de samurais parece que puede entrar sin problemas en la programación de un festival de género...). Muy recomendable, incluso para los que no sean fans de Takashi Miike.
Y con estas pequeñas impresiones (algunas más largas que otras, lo reconozco), como decía al inicio de la entrada, termino ya mis cuentos sobre Sitges 2010. He disfrutado a lo grande allí, me lo he pasado muy bien. He luchado contra el sueño sesión tras sesión, pero sin duda ha merecido la pena y el año que viene, sin duda, volveré.
PD: Los retrasos en la gran mayoría de proyecciones eran casi intolerables. Estaría bien que prestaran más atención en ese aspecto para próximas ediciones, porque no es normal. A veces según qué programación tenga planeada uno, esos retrasos pueden fastidiar una u otra película...
PPD: Los subtítulos electrónicos, también podían actualizarlos, que ya en pleno siglo XXI que sigan así... es bastante cutre, la verdad.
In the woods (Angelos Frantzis)
Lo que me pasó con esta película me pasó por no leer con atención la sinopsis. Es sin duda (junto con la siguiente que comentaré) la peor que vi en mis cuatro días de estancia en el festival. Recuerdo que cuando leí por primera vez su sinopsis, la descarté sin ningún miramiento. Leí "chicos en el bosque" y automáticamente pensé en un survival típico. Pero las entradas para la sesión que quería ver aquella tarde se habían agotado por completo, así que me arriesgué. Unas veces sale bien (o muy bien, como con Sound of noise) y otras, muy mal. Como en este caso. Improvisé y arriesgué mi programación para aquella tarde: volví a leer (de nuevo por encima, de nuevo ese fallo) y leí que estaba rodada con la función de vídeo de una cámara de fotos y que además era una película griega. Los griegos a veces sorprenden con cosas realmente impactantes (Canino, por ejemplo), así que quizá no era tan mala opción. Vamos allá. La película a la que asistí fue un verdadero despropósito, más propio de un festival de gays y lesbianas, que de Sitges. Dos chicos y una chica se van al bosque a vivir, o yo qué sé a qué, y nada más. Allí empiezan a (re)conocerse mutuamente. Sobre todo los dos chicos. Sobre todo cuando se ve explícitamente cómo uno de ellos se masturba hasta eyacular (repito que explícitamente) porque su compañero ha dejado de sobarle el cuerpo y le ha dejado con el calentón. Más tarde en una barquita, uno de ellos se mete en el agua tranquilamente y el otro le empieza a hacer, de nuevo explícitamente, una felación submarina. ¡Viva el Cine Fantástico y de Terror! A todo esto, la chica siente celos y si alguien piensa que quizá en algún momento ella también enseñará algo, pues se equivoca... Con lo cual yo, y creo que muchos de los que asistimos a la proyección (que la verdad sea dicha, tampoco éramos muchos), nos quedamos completamente atónitos ante lo visto al acabar la película.
14 días con Víctor (Roman Parrado)
Curiosamente esta película también la descarté a la primera cuando comencé a hacer mi primera selección de películas para ver en Sitges. Curiosamente decidí arriesgarme por las mismas razones que para la anterior: me quedé sin entradas para otra película que quería ver. Curiosamente me salió de nuevo mal la jugada: es una mierda. Cuando acabó la proyección, me dije a mí mismo "muy bien eliminada de aquella primera selección...". ¿De qué trata la película? Un artista que fue muy conocido en su momento, está en horas bajas por falta de inspiración. Se da cuenta, gracias a su representante, de que quizá haciendo algo realmente impactante, vuelva a la palestra y gane mucho dinero. Decide utilizar a un joven, Víctor, para realizar su obra maestra, una reflexión sobre la violencia, hecha con violencia. O algo así. Podría haber dado mucho juego este argumento, podría haber planteado muchas reflexiones respecto al arte, respecto al tema de hasta dónde se puede llegar para llamar la atención, pero se queda en un dramita, un telefilme horrendo sin ninguna gracia en la que no se entiende a ninguno de sus personajes, y si se entiende a alguien, es porque han mostrado algunos elementos de su vida o su razón de ser demasiado explícitamente. Quizá únicamente el actor que interpreta al artista es el único que merezca la pena, pero tampoco es para echar cohetes. Una tontería de película.
Stake land (John Mickle)
Una especie de road movie con vampiros por todos lados y fundamentalistas religiosos con ganas de violencia y venganza por doquier. Eso es esta película, de la que poco más podré decir. Me recordó a La carretera (John Hillcoat) porque dos personajes (un niño y un cazavampiros) van recorriendo kilómetros y kilómetros encontrándose con diferentes personajes que les ayudarán, que les harán la vida imposible, que les atacarán... En fin, nada del otro jueves pero como digo, el aire apocalíptico de la peli no está mal, en ese sentido sí que puede llamar la atención. En lo referente a los vampiros, personalmente me daban algo de vergüenza ajena porque muchos parecían salidos de la serie Buffy, cazavampiros. Quizá es que soy demasiado purista como con los zombies, y no me gusta que los vampiros tengan esas caras tan gatunas, tan habituales en los últimos tiempos.
Prowl (Patrick Syversen)
Resulta que esta es la primera película de una serie de ocho, llamada After Dark Originals, que serán dirigidas por nuevos maestros del terror moderno. Resulta que el director de esta peli dirigió la sosa Manhunt (titulada en España El placer de la caza), un survival tirando a ridículo que no llamaba la atención en nada salvo en la cantidad de planos que había del bosque y de sus árboles (o sea, ridículo). Respecto a Prowl, va de una chica que quiere salir de su pueblo de toda la vida a toda costa y convence a sus amigos para que la acompañen. Total que se les avería el coche y convencen a un camionero para que les lleve en la parte trasera de su vehículo (¿estamos tontos? si es que no fallan los elementos del género, no fallan...). Pronto se darán cuenta de qué transporta el camionero y lo que es peor: dónde les llevan... Los vampiros de esta película son de los cansinos, de los que no me gustan. No sólo sus caras no me gustan sino que encima no paran de soltar berridos y gritos sin parar, con lo que acabé bastante harto. La película se hace larga pero aun así la historia no está mal del todo, tiene un desenlace curioso que no deja de ser coherente con lo que se ha visto. Pero aun así, me aburrí.
Suck (Rob Stefaniuk)
Decepción con esta película... ¡Una comedia de vampiros con actuaciones estelares de grandes del rock! Prometía buenas dosis de diversión y jolgorio pero lamentablemente no fue así. Aburrida y cutre desde casi el primer momento, tampoco las canciones logran levantar el producto. La chica del grupo The winners, los cuales son unos perdedores que no se comen un rosco, es mordida por un extraño personaje, un vampiro que parece el doble del Sombrerero Loco de Tim Burton. A partir de ahí, la chica provoca éxito tras éxito en las actuaciones del grupo pero irá dejando tras de sí una extraña estela de no-muertos muy sospechosa... Iggy Pop, Alice Cooper, Moby, Henry Rollins, y más gente conocida del rock aparecen en el filme pero como digo, da igual. No dan el nivel. Incluso el gran Malcolm McDowell aparece haciendo de cazavampiros, el pobre, qué penita da, que tenga que hacer estas sandeces para ganarse el pan... Sale poco, pero es que casi da vergüenza ajena. En fin. Si se quiere ver un musical con temática fantástica, quizá el lector prefiera ver Tenacious D: The pick of Destiny (gran título en castellano: Tenacious D: dando la nota), aquella con Jack Black o por supuesto, con la mítica y cachondeante Rocky Horror Picture Show. Faltaría más.
Thirteen assassins (Takashi Miike)
Mi última película en Sitges fue todo un acierto. Tras reencontrarme con Takashi Miike gracias a Zebraman 2, había que ver qué nueva película traía con los trece asesinos. Siendo un remake de la película del mismo título de 1963 dirigida por Eiichi Kudo, sorprende el clasicismo con el que dirige Miike, acostumbrados a las bizarradas que solemos ver suyas. En Zatoichi (Takeshi Kitano), otra gran película, se veían amputaciones de miembros y mucha sangre a borbotones. Quizá esperaba ver algo similar en esta, y es que repito, siendo Miike... Pero no es así. Sin duda hay mucha sangre, claro, pero no se ve de la forma en que se veía en la citada Zatoichi. Trece asesinos son contratados en los estertores del shogunato japonés para acabar con el hermano del Shogún y todos sus secuaces porque está llegando a unos niveles de barbarie que no se pueden aguantar. Si tiene una primera parte muy relajada, en la que se presentan a los personajes y se narra la situación que se vive en aquellos tiempos, la segunda parte narra toda la impresionante batalla. Bestial. Y para mi gusto, magistralmente rodada, donde por si fuera poco se adquiere una empatía especial con cada uno de los trece samurais. Una gozada de película dentro de su género (que por cierto ni es fantástico ni es terror, pero ahí estaba, y es que una peli de samurais parece que puede entrar sin problemas en la programación de un festival de género...). Muy recomendable, incluso para los que no sean fans de Takashi Miike.
Y con estas pequeñas impresiones (algunas más largas que otras, lo reconozco), como decía al inicio de la entrada, termino ya mis cuentos sobre Sitges 2010. He disfrutado a lo grande allí, me lo he pasado muy bien. He luchado contra el sueño sesión tras sesión, pero sin duda ha merecido la pena y el año que viene, sin duda, volveré.
PD: Los retrasos en la gran mayoría de proyecciones eran casi intolerables. Estaría bien que prestaran más atención en ese aspecto para próximas ediciones, porque no es normal. A veces según qué programación tenga planeada uno, esos retrasos pueden fastidiar una u otra película...
PPD: Los subtítulos electrónicos, también podían actualizarlos, que ya en pleno siglo XXI que sigan así... es bastante cutre, la verdad.
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