23 de septiembre de 2024

Zinemaldia 2023 - Cuando cae el otoño (François Ozon)

SECCIÓN OFICIAL A CONCURSO


En la reseña de la película Emilia Pérez hablaba de su director, Jacques Audiard, como uno de los mejores y más versátiles directores europeos que hay. Pensé en mencionar también a François Ozon, pero al final, dado que me parece algo más irregular su filmografía, no lo hice aun siendo totalmente cierto que es de lo más interesante que hay a nivel eurooeo. Ojo: tendrá una carrera quizá irregular, pero es variada como pocas, porque también puede hacer dramas LGTBI+, como comedias locas, musicales, o thrillers un tanto sui generis.


Con Quand vient l'automne (Cuando cae el otoño), no tengo muy claro en qué género enmarcarla. Porque la película viaja por mil y un derroteros, y nunca sabes hacia dónde te va a llevar. Si tras ver la película atendemos a la sinopsis (por llamarlo de alguna manera) que aparece en IMDB, uno se puede echar a reír sin pudor. Lo que pone es que la película “muestra la cena de una familia criminal”. Quien haya puesto esa frase ahí, está claro que no ha visto la película. Hay algún crimen, sí. Pero no es una familia criminal… Aunque… Un momento, que igual no ha habido ningún crimen. ¿En qué quedamos? ¿Lo hay o no lo hay? El espectador será quien deberá jugar a saber eso, será el encargado de juzgar a los personajes de una forma o de otra, según interprete lo que ve en pantalla y lo que se le está contando. Que como decía antes, no sabes nunca qué va a ser.

Hay temas que se desvelan durante la trama, según lo que van contando los personajes acerca de sus vidas, que le hacen a uno enarcar la ceja, en el buen sentido. Y es que eso es la película: pildoritas que hacen avanzar la historia con esos personajes que siempre dan la impresión de que están ocultando algo. Secretos. Mentiras. Hasta llegar a darse cuenta de que, a veces, es útil no conocer la verdad.


En la película vemos a Michelle, una anciana de la que conoceremos que es una superviviente, con mucha vitalidad y voluntad de vivir, que esconde muchas cosas debajo de la alfombra, viviendo en su casa en el campo (en la Borgoña francesa) junto a su mejor amiga Marie-Claude, con un hijo recién salido de la cárcel. La hija de Michelle, retratada desde el primer momento como una arpía que no aguanta a su madre, lleva a su hijo a pasar unas vacaciones con la abuela. Pero una serie de circunstancias hacen que se vuelvan y que sucedan cosas que serán las que empiecen a desencadenar la maquinaria en la cabeza del espectador, pensando en qué está pasando, y por qué. Si esa maquinaria logra ensamblar bien todo el argumento, quizá llegue a una conclusión sobre lo visto, pero eso no tendrá por qué ser lo que de verdad ha sucedido. Lo divertido es ese juego ya mencionado, con un guion al que el director ha dado muchas vueltas y del que tiene una versión más larga donde están escritos todos esos momentos que en la película suceden en off o que son obviados mediante elipsis, para jugar y juzgar. Una jugada muy inteligente por parte de Ozon, sin duda. Para rematar, la película tiene unos toques de fantastique que le sientan muy bien, cada vez que ocurren. Están muy bien insertados y hacen que los personajes avancen, dando mucho sentido a muchas de las cosas que cuentan.

Con la dirección aparentemente simple de Ozon, y especialmente gracias al guion, todo el conjunto sale muy bien parado.



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