Si alguien me preguntase qué tal ha ido mi Festival de Cine de San Sebastián, el Zinemaldia... Venga va, que espero a que alguien lo haga.
(...)
¿Nadie? Bueno, da igual, ya me respondo yo mismo.
Preguntándome a mí mismo qué tal ha ido mi Festival de Cine de San Sebastián, el Zinemaldia, creo que realmente no podría expresarlo con palabras. Es por ello que he colocado la imagen de arriba, ya que creo que lo representa a la perfección: un caos de aúpa, de padre y muy señor mío, con películas y famoseo a mansalva, prácticamente sin descanso, con muy pocas horas diarias de descanso.
La verdad es que faltan muchos elementos que representarían aún más certeramente la 60 edición del Zinemaldia, la que yo he vivido, pero ahí están los autógrafos de uno de los Premios Donostia, Ewan MacGregor (en la carátula de la película Moulin Rouge y en la de Perfect Sense, que apenas asoma en la imagen y que presentada en 2011 dentro del Culinary Zinema), las revistas diarias que publica el Zinemaldia y que son de tantísima utilidad para poder organizarse el día (sobre todo para alguien como yo que siempre improviso sobre la marcha), diferentes pressbooks (información sobre películas presentadas en el Festival) como el de Parviz (mención especial del jurado de Nuevos Directores), o el de Gazta zati bat, o The imposter (una de las mejores películas que vi)...
También asoma por ahí la carátula de la película Drácula de Bram Stoker (de Francis Ford Coppola), que incluye la firma de una de las mujeres más bellas del planeta (y quizá del Universo), Monica Bellucci, que acudió a presentar Rhino season de Bahman Ghobadi (que finalmente sólo obtuvo el premio a la mejor fotografía); Hay algunos inflitrados por ahí, como el programa de la Semana de Terror cuyo cartel protagonizó Alaska (con escenografía del maestro Jack Mircala), o un fanzine del 2000 Maníacos... En cualquier caso son cosas que no andan muy alejadas de lo que representa o supone el Zinemaldia.
A destacar de la imagen, no podía ser de otra manera, el gran cartel de la película El muerto y ser feliz (en la parte superior). Regalazo de su director, Javier Rebollo. ¡Gran detalle este obsequio! El cartel es fantástico y tal y como el propio Rebollo dijo, está diseñado por él mismo y dos compañeros suyos. Espectacular. Agradecido.
En fin, un Festival con muchas estrellas del celuloide, con muchas películas, muchísima gente (de público, y de miranda) y un ambiente realmente irrepetible que, un año más, se ha vivido en Donostia-San Sebastián durante nueve días. De Cine.
Yo no me he podido traer todo lo que fui recogiendo por el festival, porque mi maleta tenía un espacio limitado :( Aún así tengo el tocho infernal que nos dieron el primer día y un montón de historias más.
ResponderEliminar¡Yo quiero más festival!
Bueno, pues eso no es poco!! qué bien que lo pasaras bien, me alegro mucho. Una pena que no pudieras llevarte todas esas cosillas... ¿habrías necesitado muchas maletas más? ;)
EliminarYo en poquito tiempo me acerco al de Sitges, y a finales de mes llega la Semana de Terror de Donosti, así que por festivales que no sea!!
Saludetes, Key Hunters!