8 de octubre de 2013

Zinemaldia 2013: Venga va, unos rapiditos (II)

Segunda entrega indicando breves comentarios sobre las películas que vi en el Zinemaldia y que no he comentado con anterioridad...

¡A txiflar!

Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba)

Amable y simpática película española, que no hará daño a nadie que la vea. Más bien todo lo contrario: le hará sonreír, quizá sentir nostalgia (con aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor y esas cosas), o lanzar una mirada al futuro que nos espera no de forma amarga, sino con esperanza y con una sonrisa en la cara, con alegría y fuerza. Un retrato de lo que fuimos, lo que somos, y también de lo que seremos (o lo que podemos ser, siempre que haya intención). Por todo eso, David Trueba tiene un gran mérito. 

Y también sus actores, claro... destacando Javier Cámara, en un buen registro, pero con la pega de que suena a ya visto (ahora bien, nadie como él para hacer lo que hace... está fantástico). El viaje de los protagonistas (de uno de ellos básicamente, el interpretado por Cámara) para conocer a John Lennon es la excusa para mostrar todo esto, y más. La pega que tiene la película es que este tipo de películas, aunque se agradecen un montón, ya están vistas. Pero la intención es buena, muy buena.

The young and prodigious T. S. Spivet (Jean-Pierre Jeunet)

Otra película contando un viaje de alguno de sus protagonistas... En este caso es el del joven del título, T. S. Spivet, un niño con mucho ingenio que acudirá a la gran ciudad desde su pueblecito en Montana (América profunda) para dar una conferencia, debido a un invento revolucionario de su propia cosecha. Realizada en 3D (en un buen 3D, todo hay que decirlo, aunque me dio la impresión de que si se ve en formato tradicional no pasará nada), la película también es muy amable, y tiene ciertos altibajos, pero su gran propuesta visual en muchos momentos (si algo caracteriza a las películas de Jeunet, es su visualidad) no hace más que dejar con la boca abierta al espectador, al estar narrado de una forma fantástica, con profundidad de campo, diferentes puntos de la pantalla donde suceden cosas, etc. 

Hay que dejarse llevar, pero claro... para ello la historia debe ayudar y como ya he dicho, a veces hay bajoncillos. Pero se le puede perdonar, porque también, al igual que la película comentada anteriormente, uno puede terminar la película con una sonrisa en la cara, con la sensación de haber visto algo tremendamente inocuo pero que nos alegra parte de la vida, aunque sólo sea por dos horas. Y eso ya es algo grande.

Prisoners (Denis Villeneuve)

Segunda película presentada en este Festival del director Denis Villeneuve. En este caso protagonizada por un reparto de escándalo, con Hugh Jackman (Premio Donostia), Jake Gyllenhaal (colaborando de nuevo con el director, tras Enemy), Paul Dano, Melissa Leo y Terrence Howard... 

La película traza varias líneas, siendo dos las principales: una, la de la venganza, lanzando la pregunta de si sería adecuado tomarse la justicia por la propia mano cuando se interpreta que quienes deben velar por nuestra seguridad no parecen realizar su trabajo correctamente... y la otra, la del thriller puro. Eso sí, un thriller alejado de lo trepidante, ya que resulta ser una película más calmada de lo que uno podría esperar. Y es que se ve que ese tipo de películas no le gustan a Villeneuve. Debido a la pregunta que se lanza al espectador, el ritmo es pausado, pero lleno de fuertes, potentes momentos y con una intriga casi psicológica que a veces roza lo magnífico. El problema que puede encontrársele a esta película es que en algunos momentos recuerde al tono de Zodiac (de David Fincher) o de otros thrillers "oscuros", al estilo de Millenium (salvando las distancias, claro está). Aun así, una película disfrutable, especialmente para aquellos que no buscan parafernalias en los este tipo de películas, los thrillers.

Funeral at noon (Adam Sanderson)

La segunda peor película que vi en todo el Festival. Aun así debes saber, querido lector (o lectora), que conozco gente a la que le gustó y la aprueba sobradamente). De producción israelí, prometía ser más de lo que es: cuenta la historia de una joven que se casa y llega a un pueblo donde no termina de encontrar su sitio... Cuando empieza a cuidar de uno de los niños del pueblo, empiezan a compartir algún que otro secreto, en alguno de los cuales está inmiscuido un militar. El misterio y la tragedia están servidos. 

Bueno, eso de "servidos" es un decir, ya que la película no transmitió absolutmente nada, y por si fuera poco, una vez que empiezan a desencadenarse los momentos trágicos de la historia, su desenlace es más que previsible desde bien temprano. Daban ganas de exclamar durante la proyección que cada uno de los personajes era bastante tonto al no saber qué debían hacer. Pero a veces uno trata de ser civilizado (al menos en el cine y más en el Zinemaldi), y se controla. En fin, que la historia, además de tardar en arrancar una barbaridad, cuando por fin parece haber algo que contar ya es demasiado tarde, con lo cual unido a la previsibilidad comentada, hacen que esta película sea un desastre bastante considerable.

Mother of George (Andrew Dosunnu)

Película estadounidense realizada por nigerianos, o al menos protagonizada por nigerianos en su integridad. Cuenta la historia de una mujer que se casa con un hombre y en cuya boda se realizan ritos de fertilidad, ya que en su forma de vida tener descendencia es muy importante. El problema es que va pasando el tiempo y ahí ni aparecen bebés ni nada (y encima el marido no quiere hacerse ningún test de fertilidad), con lo cual la chica se planteará un montón de cosas, una de las cuales se la plantea su propia familia, para poder tener finalmente el hijo que tanto ansía... 

Mucho culebrón, demasiado para poder aguantar la película en condiciones. El problema es que en este caso, sí enganchó. Quizá era por la fotografía, los bonitos colores utilizados que tanto contrastan con las pieles de los protagonistas, o por la apariencia de película indie bien hecha... vaya usted a saber. Aun así, a pesar de que digo que está bien fotografiada, es cierto que se abusa de filtros, de encuadres que pretenden ser bonitos, etc. Eso perjudica el conjunto, pero por lo general y a pesar de lo culebronesco, se deja ver bastante bien.

Por las plumas (Neto Villalobos)

Un vigilante de seguridad desea con toda su alma tener un gallo de pelea, pero no hay manera, nunca lo consigue, por lo tanto debe seguir con su monótono trabajo. Muy monótono. Pero mucho. Finalmente lo consigue, y gracias a un par de curiosos amigos que se echa (casi tanto o más peculiares que él mismo) y con el gallo a cuestas, irá sucediendo una serie de cosas que a veces tendrán su comicidad y otras... no. 

Y poco más que destacar de esta película, ya que prácticamente lo he dicho todo contando lo anterior, resaltando lo de la monotonía (aburrimiento, más bien) y comicidad en contadísimas ocasiones. Cuando esa comicidad aparece, uno alberga la esperanza de que la película mantenga ese tono... pero no. Se vuelve a la monotonía, con lo cual el pasito que se había dado hacia adelante para ganar el interés del espectador, se pierde, dando dos para atrás. Una pena, porque alguno de esos toques graciosos que tiene son buenos (a destacar el plano y el diálogo final, no porque sea el final, malpensados, sino porque como digo, tiene su gracia).

Wolf (Jim Taihuttu)

En un barrio marginal holandés, el joven protagonista de la película, Majid, no sabe qué quiere exactamente con su vida. Trapichea, roba, hace encarguitos violentos... lo que le echen. Pero también quiere sentar la cabeza y tener algún hobby como boxear, que no se le da nada mal, o retomar la relación con su familia, en la que su padre le desprecia por haberse convertido en un quinqui. La cosa se complica para Majid cuando empieza a tener chanchullos con mafiosos chungos, nada de fiar. 

A partir de ahí, la cosa es bastante previsbile. De nuevo, una película muchas veces vista, no sólo por el tipo de historia, sino por la forma en la que está contada, ya que recuerda mucho a El odio (de Mathieu Kassovitz) e incluso al primer Nicholas Winding Refn, el de Pusher. Lo bueno es que a pesar de esto, la película está bien contada y no aburre, engancha y finalmente la empatía que se crea con Majid resulta ser grande y costará deshacerse de ella. Varios puntos a favor frente a poquitos en contra, por lo tanto, a tener en cuenta. El film obtuvo el Premio de la Juventud del Festival (curiosamente, una de las películas a las que recuerda, El odio, también ganó el mismo premio allá por 1995, aunque esta, la de Kassovitz, sea mucho más potente en muchos más sentidos)

Continuará...


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